JOSÉ VERICAT-BAGDAD
Una tensa calma reina en la conflictiva Faluya tras el acuerdo de
alto el fuego acordado entre los insurgentes y las tropas
estadounidenses, que tienen de plazo hasta la noche para levantar
el asedio a la ciudad. Mahmud Uzman, miembro del Consejo del
Gobierno Iraquí (CGI), afirmó que las carreteras que conducen a la
ciudad se encontraban parcialmente abiertas con lo que el
movimiento de los convoyes de ayuda comienza a fluir.
Uzman reconoció que la operación militar estadounidense en Faluya, una ciudad de mayoría suní de más 200.000 habitantes, tiene un resultado muy negativo para la relación entre la población iraquí y las fuerzas de ocupación, pero se negó a afirmar que se trata del comienzo de una nueva etapa.
Según miembros del CGI, los insurgentes y habitantes de Faluya exigen ahora que se levante el asedio a la ciudad, la retirada de las tropas de la coalición de la ciudad y la indemnización a la población afectada por la ofensiva militar.
Por su parte, el mando de Estados Unidos pide que se entreguen los responsables de la muerte de los cuatro contratistas norteamericanos asesinados en Faluya el pasado 31 de marzo, y que los miembros de la resistencia armada en la ciudad, en particular los luchadores extranjeros, sean expulsados.
La conflictiva ciudad cayó bajo asedio de EEUU hace una semana, y los duros combates entablados se han cobrado la vida de más de medio millar de civiles, según fuentes médicas locales, en concreto fallecieron 518 iraquíes.
Unas 5.000 familias de la ciudad sunní de Faluya huyeron de los combates hacia zonas desérticas, según indicó el presidente de la Cruz Roja iraquí, Adnan al Yuburi. «Según las primeras informaciones, unas 5.000 familias se vieron desplazadas por los combates hacia la zona desértica de al Noaimiya», en el suroeste de la ciudad, declaró Yuburi, precisando que el éxodo comenzó el viernes aprovechando una reducción en la intensidad de los enfrentamientos.