EFE-KABUL
Según la fuente de la milicia local, un pequeño artefacto que hizo
explosión veinte minutos antes de que lo hiciera la bomba a 100
metros de un cuartel de la milicia local, en una zona residencial
del este de Kandahar, sirvió de «cebo» para concentrar a numerosos
curiosos en el lugar, entre ellos muchos niños de una escuela
próxima. La segunda bomba, de gran potencia, alcanzó a un gran
número de personas, mató al menos a quince, algunas de las cuales
quedaron destrozadas, e hirió a medio centenar más, de las que una
decena se encuentran en estado grave.
Según el portavoz de la milicia, «se trata de un atentado terrorista», todas las víctimas son ciudadanos afganos y varios de los heridos se encuentran en estado muy grave, por lo que podría aumentar en las próximas horas el número de muertos. La Policía de Kandahar ha indicado que sus agentes detuvieron a un hombre que huía del lugar y podría estar relacionado con el hecho.
La zona de la explosión fue rodeada minutos después de la deflagración por numerosos soldados afganos y de Estados Unidos, que tiene en Kandahar su principal base militar en el sur de Afganistán. Kandahar fue el centro del poder del grupo ultraintegrista islámico Talibán, que gobernó en Kabul desde 1996 hasta su caída a finales del 2001.
Desde el pasado verano, la violencia, sobre todo atribuida a grupos de talibanes, se ha incrementado en Afganistán, especialmente en el sur y el este del país. El pasado lunes, la oficina la Alta Comisaría de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en Kandahar fue atacada por un grupo de hombres armados, que lanzaron una granada y dispararon contra la fachada del edificio sin causar víctimas.
Un portavoz de la ACNUR, Nader Farhad, ha declarado que «nuestras operaciones son ya muy limitadas por la situación de inseguridad general» en el sur y este de Afganistán.