FRANCE PRESS-LA PAZ
El caos se apodera de Bolivia. Huelgas de hambre, marchas y
barricadas continuaban extendiéndose ayer en La Paz y otras
ciudades, después de que la oposición radicalizara su postura al
rechazar la propuesta del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada de
someter a referendo la exportación de gas, y advertir de que, de
continuar con la represión, las comunidades indígenas podrían
alzarse en armas. Frente a esta situación de caos, el mandatario
acusó al líder cocalero, Evo Morales, y al líder de los indígenas
aymaras, Felipe Quispe, de querer imponer una «narcodictadura», e
insistió en que no renunciará a la Presidencia.
«Mala broma». Así calificaron Evo Morales y Felipe Quispe la propuesta del presidente de celebrar un referendo para definir la política sobre el gas, al criticar que no es de «carácter vinculante», por lo que insistieron en la necesidad de que Sánchez de Lozada presente su dimisión como una forma de lograr que el país encauce la situación de violencia que sufre desde hace un mes.
Morales también declaró que si la represión es la única respuesta a las peticiones indígenas, estas comunidades podrían alzarse en armas. «Si la represión es la única respuesta a sus reivindicaciones, temo de verdad que se llegue a la lucha armada. Para evitar llegar a estos extremos terribles y para que los indígenas no pierdan la esperanza, hemos decidido jugar la carta de la acción política», estimó.