El forcejeo entre el Ejército israelí y entre 200 a 400 palestinos, entre ellos hombres armados, atrincherados en la basílica de la Natividad en Belén, se acentuó ayer. Las explosiones, los tiroteos y la confusión marca la situación en torno a la basílica, edificada según la tradición cristiana en el lugar donde nació el niño Jesús, y que por ello es uno de los lugares más sagrados del cristianismo. Durante todo el día se escucharon disparos en las inmediaciones de la basílica y tres explosiones resonaron a media tarde. Numerosos palestinos atrincherados en el interior de la iglesia afirmaron que el Ejército israelí había derribado el pórtico de metal ubicado en la parte trasera del complejo en el que está la iglesia. Pero el Ejército y el gobierno israelíes desmintieron categóricamente esa versión.
Los más de 200 palestinos armados se han trasladado a un convento franciscano contiguo, después de que los israelíes volaran la puerta trasera, según un fraile. La radio polaca, basándose en conversaciones mantenidas con el fraile franciscano Andrzej Tabarra, informó de que ya no hay hombres armados en el interior de la basílica. «Nos encontramos en el edificio del convento, en total unos cuarenta religiosos y más de doscientos palestinos armados, hambrientos y muy cansados, pero dispuestos a defenderse», dijo el fraile. Los palestinos, según la misma fuente, han amenazado con volver a la basílica en el caso de que las fuerzas israelíes ataquen el templo o traten de tomarlo al asalto.
Otro sacerdote, David Jaeger, portavoz de los franciscanos de la Tierra Santa, alertó de que una operación de las tropas israelíes contra los palestinos atrincherados en la basílica de la Natividad, en Belén, provocaría una «masacre». «Lo que temo es que los israelíes preparen una operación con comandos. Sería desastroso. En ese caso habría una verdadera masacre», declaró el prelado. La televisión israelí, por su parte, afirmaba anoche que unos setenta religiosos han sido declarados rehenes por los 200 milicianos armados que están en el interior de la basílica y en la iglesia contigua de Santa Catalina.
El Ejército israelí reocupó ayer la ciudad de Nablús y comenzó sus incursiones en Hebrón. Según fuentes sanitarias al menos cuatro palestinos fallecieron durante los intensos tiroteos producidos durante la operación. Una vez tomado el control, las unidades de tierra procedieron a realizar registros, practicando también decenas de detenciones. Un contingente de tanques y blindados, apoyados por helicópteros de combate, penetró en Hebrón, en lo que podría constituir el prolegómeno de su completa reocupación. Israel planea permanecer varias semanas en los territorios autónomos palestinos a fin de cumplir sus objetivos.