Un grupo de furiosos peregrinos afganos mató ayer a golpes al ministro de Transporte y Comunicaciones navales de Afganistán, Abdul Rahmane, tras correr el rumor de que había cancelado el vuelo que les iba a trasladar a La Meca para realizar la peregrinación ritual islámica. Según el canal de televisión por satélite qatarí «Al Yazira», los peregrinos se abalanzaron sobre el ministro y lo lincharon en el aeropuerto de Kabul después de que corriera el rumor de que Rahmane se había apropiado del avión para utilizarlo él mismo en un viaje personal a la India.
Rahmane era uno de los integrantes del gobierno interino que preside Hamid Karzai, encargado de regir el país tras la caída del régimen integrista radical islámico talibán, que gobernó en Kabul desde 1996 hasta noviembre del pasado año. Alrededor de 900 de los 15.000 peregrinos afganos que este año realizarán la peregrinación, se habían congregado desde hace varios días en los alrededores del destruido aeropuerto de Kabul, después de varias semanas de engorrosos trámites y largas esperas para obtener los visados.
Las excesivas medidas de seguridad adoptadas este año por las autoridades del reino saudí, que temen que elementos terroristas se infiltren entre los piadosos peregrinos, habían exasperado a los fieles, que desataron una auténtica batalla de gritos y golpes cuando los rumores sobre la acción de Rahmane colmaron el vaso de su paciencia. Los aviones para trasladar a los afganos a los sagrados santuarios de La Meca y Medina, donde el martes comenzarán los días grandes de la peregrinación, habían sido enviados a Kabul por el propio reino saudí a petición del presidente interino.
Según fuentes del aeropuerto, no se espera que el incidente de ayer afecte al resto de vuelos de peregrinos a La Meca, que están programados para esta semana. La peregrinación es uno de los cinco pilares sobre los que se sustenta el Islám, y es obligatoria, al menos una vez en la vida, para todo buen musulmán al que su salud y su economía se lo permita. Este año se espera que más de tres millones de peregrinos se congreguen en los santuarios de la ciudad santa de La Meca, cuna del Islám.