El jefe supremo de los talibanes, el «mulá» Mohamed Omar, eludió una vez más los ataques del ejército estadounidense y escapó sano y salvo a los feroces bombardeos contra un cuartel de la milicia en su bastión sureño de Kandahar, según un portavoz integrista. El cuartel, que había servido de base a los talibanes y a los miembros de Al Qaeda, quedó reducido a escombros en una lluvia de bombas lanzadas por aparatos de EE UU.
Pero según declaró ayer el antiguo embajador talibán en Pakistán, Abdul Salam Zaeef, ni el «mulá» Omar ni ningún otro alto cargo de la milicia se encontraban en el complejo de edificios al sureste de Kandahar cuando fue atacado. Los talibanes desconocen el paradero de Osama Bin Laden, pero el ejército estadounidense sospecha que se encuentre en Kandahar.
El otro lugar donde los soldados estadounidenses buscan a Osama Bin Laden es en las proximidades de la ciudad oriental de Jalalabad, donde había campos de entrenamientos para los militantes de «Al Qaeda». Al respecto de la busqueda el secretario de Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld, advirtió que la campaña militar en Afganistán entró en una nueva fase con la llegada de los Marines estadounidenses que buscan a Osama Bin Laden y a los miembros de la red Al Qaida, pero está lejos de aproximarse a su fin y será a partir de ahora más peligrosa.