Decenas de miles de palestinos encolerizados enterraron ayer sábado a Abu Hannud, uno de los jefes militares del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas) más buscados por Israel, asesinado en un bombardeo, y prometieron vengarle. Unas 30.000 personas se congregaron ante el hospital de Jenín, adonde fueron trasladados los cuerpos de Mahmud Abu Hannud y de dos de sus lugartenientes, muertos la víspera en un ataque de helicópteros israelíes que dispararon misiles contra su vehículo en Yasid, cerca de Naplusa.
UIsrael se atribuyó públicamente la responsabilidad del asesinato de Abu Hannud, buscado desde hace años, y lo calificó de «uno de los mayores éxitos operacionales de su lucha antiterrorista». También reconoció que un artefacto explosivo israelí, colocado con el fin de matar a activistas radicales palestinos, podría haber causado la explosión que el pasado jueves costó la vida a cinco niños palestinos en la franja de Gaza.
Estados Unidos, principal aliado de Israel, denunció firmemente la política de asesinatos selectivos llevada a cabo por Israel, que costó la vida a más de sesenta activistas palestinos desde el inicio de la Intifada el 28 de septiembre de 2000. Los restos de los cadáveres destrozados de Abu Hannud, dirigente del brazo armado del Hamas, y de Maamun y Aymán Hachayké, fueron colocados en féretros cubiertos por las banderas del Hamas.