El régimen de los talibán parece haber perdido definitivamente el poder sobre Afganistán. La toma de Kabul ayer por parte de los muyaidines de la Alianza del Norte ha sido el punto de inflexión en el control de los talibán sobre el Gobierno de Afganistán. La capital afgana sucumbió ayer casi sin resistencia a las fuerzas de la Alianza del Norte, mientras los talibán huían hacia las montañas del sur del país y hacia Kandahar, el último bastión talibán, ahora objetivo de los blindados de la Alianza que ya encañonan la ciudad tras la toma también de Jalalabad, enclave que los talibán señalan aún como suyo.
La fulgurante victoria sobre Kabul de las fuerzas opositoras, que provoca un vacío temporal de poder en la capital, ha sorprendido a la comunidad internacional, que hasta ahora no ha logrado encontrar una solución política para gobernar el país. Mientras, la guerra prosigue en el sur, donde según reconoció ayer el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, hay cuerpos especiales del Ejército de EE UU para allanar el camino a la fuerza opositora. Igulamente, Rumsfeld reveló ayer en Washington que un pequeño número de soldados estadounidenses se halla en Kabul. «Hay un reducido número de soldados estadounidenses» en el terreno, pero en cantidad insuficiente para impedir incidentes en la capital afgana tras el ingreso de las tropas de la Alianza del Norte, dijo Rumsfeld, quien añadió que Estados Unidos proseguirá la guerra en Afganistán hasta acabar con la red de Osama bin Laden.
El propio régimen talibán ha tenido que reconocer su huida de la capital afgana. «Nuestras fuerzas han abandonado Kabul», confirmó un diplomático de la representación de los talibanes en la capital paquistaní. En su marcha hacia el centro de la capital, los combatientes de la Alianza del Norte, a bordo de vehículos todos terreno y algunos camiones sobre los que llevaban montadas metralletas, no encontraron resistencia, aunque se escucharon disparos aislados en las colinas que circundan la urbe. Los últimos talibán abandonaron Kabul tres horas antes en convoyes de vehículos que emprendieron la ruta del sur, aparentemente en dirección a Kandahar, donde los talibán tienen establecido su cuartel político.
Según los observadores, con la captura de la capital, la Alianza controla más de la mitad del territorio de Afganistán, que estaba en su mayoría bajo el control de los talibán desde que ocuparon Kabul en 1996. Fuentes militares de los talibán en Kandahar insistieron en que la retirada de sus tropas de varias ciudades estratégicas, incluida la capital, «ha sido táctica», y que «tenía como objetivo evitar la muerte de civiles».