El ministro de Exteriores, Josep Piqué, negó ayer que el Gobierno mantenga una posición de subordinación respecto a Estados Unidos ni que tenga un interés desmedido por enviar tropas a la zona en conflicto. El Gobierno estuvo «cabal y puntualmente» informado antes y durante el desarrollo los ataques en Afganistán, cuya legitimidad defiende como respuesta «proporcionada y legal» a los atentados del 11-S, según aseguró el titular de Defensa, Federico Trillo.
En la comparecencia que ambos ministros hicieron en el Congreso, Trillo detalló los pormenores de la información «leal y transparente» que el Ejecutivo recibió de las autoridades estadounidenses y británicas. De esta manera, reveló que el jefe del Ejecutivo, José María Aznar, ya alertó confidencialmente el viernes 5, dos días antes de los ataques, al Gabinete de Crisis del Gobierno de «la inminencia» de la respuesta armada y agregó el que el domingo 7 a las 17'30 horas, Aznar le anunció el carácter inmediato de los ataques.
Tanto Trillo como Piqué defendieron la legitimidad de la respuesta estadounidense ya que, según el ministro de Defensa, «se han respetado los principios de proporcionalidad y legalidad» puesto que las acciones se desarrollaron contra objetivos militares, con armamento convencional y con despliegue de ayuda humanitaria.
Trillo reveló que las bases de Rota y Morón no han sido utilizadas «en esta ocasión» para el tránsito de bombarderos, sino para aviones de transporte, aunque recordó que EE UU podría darle ese uso porque así se recoge en el convenio bilateral. En respuesta a las críticas sobre la «subordinación» a EE UU, Piqué aseguró que no se trata de eso, sino de «solidaridad». Trillo reseñó, al igual que Piqué, que España estaría dispuesta a contribuir al relevo de las tropas de EE UU en los Balcanes si éstas se reclaman para otras misiones.