La ONU alerta de una crisis humanitaria de 'enormes proporciones' en Afganistán, donde al menos cinco millones de personas necesitan ayuda para sobrevivir. Los máximos responsables de varias agencias, encabezadas por la Alta Comisaría para los Refugiados (ACNUR), han lanzado un llamamiento a la comunidad internacional para que no olvide los principios del derecho humanitario. En este sentido, recuerdan el sufrimiento que ha padecido el pueblo afgano tras veinte años de «conflicto brutal», tres de «grave sequía» y grandes abusos de derechos humanos. Por ello, piden a la comunidad internacional que adopte todas las medidas necesarias para proteger a la población civil y, en especial, a los millones de niños y mujeres afganos. En la mente de todos están no sólo las decenas de miles de personas que en los últimos días han huido de sus hogares, sino el futuro de una población empobrecida.
Asimismo, Amnistía Internacional instó a Bush a cumplir con los estándares de Derechos Humanos en su respuesta, afirmando que las represalias deben buscar «la justicia y no la venganza». El secretario general de la ONU, Kofi Annan, se unió a estas advertencias instando a Occidente a construir su coalición antiterrorista en el marco de Naciones Unidas, con el fin de concederle legitimidad a largo plazo y de contribuir realmente «a la paz y la seguridad internacional reforzando los lazos entre naciones». «Aquellos que deliberadamente retienen los suministros de comida para hacer morir de hambre al pueblo y que atacan o impiden la labor del personal humanitario, ya sea local o internacional, deben saber que la comunidad internacional les tendrá como responsables ante la Justicia», agrega la declaración. El secretario general de la ONU también resaltó que «de acuerdo con la ley internacional, las fronteras deben estar abiertas para los civiles que buscan refugio».
El llamamiento contra una respuesta desproporcionada a los atentados centró también el mensaje enviado a Estados Unidos por el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (CNUR), Ruud Lubbers, quien insistió en que el conflicto no va a hacer sino empobrecer aún más a los afganos y prepara medidas para atender las necesidades del millón de personas que podrían unirse a los dos millones de desplazados ya instalados en Pakistán, sin contar los otros dos millones que están en Irán. Pero Refugees International va más allá, al advertir de que una operación que empeore la situación de los afganos podría justificar a los fundamentalistas y reforzar el sentimiento de odio contra EE UU, que sería de esta forma «más vulnerable» a los atentados de lo que es ahora.