El ataque contra Nueva York y Washington se ha convertido en un atentado contra el mundo. No hay Estado que no se haya visto salpicado por el horror que aún se vive en América. Las terroríficas imágenes que han poblado nuestros televisores han convertido el pánico vivido en las Torres Gemelas en rabia, más allá de la isla de Manhattan. Una rabia que ha llegado hasta Mallorca, donde los norteamericanos residentes en la Isla se muestran estupefactos e impotentes ante la masacre.
La neoyorquina Helena Davis, que desde 1959 reside en Mallorca, comentaba que está «horrorizada e incrédula por lo que ha pasado. No entiendo cómo el servicio de inteligencia americano no ha sido capaz de prevenir esto». Bectsy Zill es una pintora de Los Àngeles que vive en Sóller y sus primeras palabras se encaminan rápidamente hacia un recuerdo terrible: «Soy lo suficientemente mayor como para acordarme perfectamente de lo que pasó y provocó el ataque de los japoneses a Pearl Harbour (1944); tenía entonces 20 años, y puedo decir que ayer, cuando veía las imágenes por televisión, me recorrió por el cuerpo la misma sensación de entonces, pero esta vez ha sido mucho peor», explicaba conmovida Bectsy.
La también ciudadana de Nueva York, Florence Epstein, reconocía encontrarse «consternada y con náuseas por lo que estoy viendo. ¡Nueva York es mi ciudad, nací allí! no tengo palabras para describir lo que estoy sintiendo, simplemente, es terrible». Por otra parte, la joven Annie Fulton, nacida en Nueva York hace 22 años, calificaba el atentado contra su país de «Devastador y muy chocante. Tengo miedo, es el último lugar del mundo donde se podía imaginar que ocurriera una cosa así. Todo el mundo en EE UU conocía a alguien que trabajaba en las Torres Gemelas. Al ver la noticia sufrí como un shock, y grité 'Dios, qué película', pero después mis sentimientos comenzaron a traducirse en odio. Los americanos están muy enfadados, y pedirán venganza. Me gustaría estar allí para ayudar y dar sangre, tengo el corazón roto».
Sobre lo que debería hacer ahora su presidente George Bush, Annie lo tiene muy claro: «No tienen que atacar un país por atacar, primero tienen que saber quién ha sido, y después, eso sí, ir a por ellos». El profesor universitario Norman Holub y su esposa Joanna veranean cada año en su casa de Sóller. El resto del año lo pasan en su apartamento de la calle 23 de Nueva York. «La ciudad está cerrada. Nadie puede entrar o salir. Hace una hora (a las 16.30 de ayer en Baleares) han comunicado que ha entrado el primer tren desde que se produjeron los atentados.