Seis de los ciudadanos españoles detenidos durante la celebración de la Cumbre del G-8 en Génova regresaron en la medianoche de ayer a España con diversas contusiones y fracturas después de permanecer dos días en dependencias policiales «sufriendo malos tratos físicos y psíquicos», y otros dos días en prisión.
Así lo explicaron a su llegada al aeropuerto de Barajas procedentes de Milán estos jóvenes pertenecientes al grupo pacifista Resistencia Global de Zaragoza, que fueron detenidos el pasado domingo durante un registro policial en dos escuelas donde tenía montado su cuartel general el Foro Social de Génova (GSF), y que ayer fueron puestos en libertad por un juez de primera instancia de Génova.
Tras abrazar a amigos y familiares que acudieron a recibirles y mostrar a los medios de comunicación los moretones, roturas de brazos y piernas y diversas contusiones por todo el cuerpo, los jóvenes anunciaron que presentarán una denuncia por malos tratos contra el Gobierno italiano, y explicaron que han solicitado al cónsul español en Milán la ayuda del Gobierno español para que se borren sus fichas policiales.
Por otro lado, el Parlamento italiano, dominado por la mayoría de centroderecha, rechazó ayer investigar los incidentes ocurridos durante la pasada cumbre del G-8 en Génova, como pide la oposición y pese a la creciente presión internacional. La comisión de Asuntos constitucionales de la Cámara de Diputados se ha negado a abrir la investigación hasta que la oposición de centroizquierda no retire su moción de censura contra el ministro del Interior, Claudio Scajola, según afirmó un responsable de la coalición conservadora Casa de las Libertades. La controvertida actuación policial provocó un muerto y varios centenares de heridos, ha creado una fuerte tormenta política.