La Gendarmería argentina busca restablecer anoche la calma en la provincia norteña de Salta, donde perduran algunos focos de tensión tras los choques registrados con grupos de manifestantes en los que murieron tres civiles. Los gendarmes intentan mantener despejada la ruta 34, la única que conecta con Bolivia, debido a que trabajadores del sector de la construcción que exigen mejoras salariales querían ocupar de nuevo la carretera en el acceso a la población de General Mosconi.
El Gobierno dijo que un millar de gendarmes intentan controlar una zona montañosa, desde donde todavía se producen algunos disparos de francotiradores que se mantienen desde el domingo, cuando ocurrieron los choques que causaron la muerte de tres civiles y heridas a más de treinta civiles y agentes del orden. El ministro del Interior, Raúl Mestre, exhortó a los manifestantes que depongan su actitud violenta y aseguró en rueda de prensa que el Gobierno quiere resolver el conflicto mediante el «diálogo».
Mestre señaló que el juez Abel Cornejo ordenó despejar la ruta después de 19 días de bloqueo debido a los «riesgos» que ocasionaba que la protesta tuviera lugar en una zona adyacente a refinerías de petróleo. El ministro del Interior criticó que algunos dirigentes sindicales hayan incitado a la violencia y sostuvo que ha pedido a la fiscalía que investigue si esa actitud es delictiva.
El portavoz del Gobierno, Juan Pablo Baylac, afirmó por su parte que «los piquetes (en las rutas) deben terminar», al aludir a un tipo de protesta que se ha extendido en los últimos años, sobre todo en Salta y en otras provincias del empobrecido norte argentino. Aseguró que los gendarmes iban equipados con armas que disparaban «balas de goma», y que al ser agredidos con fuego real por los francotiradores tuvieron que pedir refuerzos para contestar en igualdad de condiciones.