El ministro de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, trazó ayer en Jerusalén un paralelismo entre los terroristas de ETA y los terroristas palestinos, asegurando que «del mismo modo que algunas personas no aceptan vivir en un País Vasco libre, tolerante y democrático, algunas personas en Palestina parecen no aceptar la existencia del Estado de Israel». Piqué, que hizo estas declaraciones en una rueda de prensa conjunta con su homólogo israelí, Simón Peres, con quien se había reunido previamente, apuntó que «nosotros que en España sabemos lo que es el terrorismo, entendemos a Israel».
Asimismo, el jefe de la diplomacia española destacó que «hay que hacer un esfuerzo para recuperar las condiciones que hagan posible retomar las negociaciones», así como que «no hay alternativa a la Paz ni a un horizonte final en el que Israel se sienta seguro y sea viable un Estado palestino». Por su parte, el jefe del Gobierno israelí, Ariel Sharón, promete dar una respuesta al plan de paz jordano-egipcio, después de que su ministro de Exteriores, Simón Peres, le aconsejara aceptarlo, mientras ambas partes han empezado a dar pasos para recuperar la confianza perdida.
Peres, que el próximo 4 de mayo viajará a EE UU para reunirse con el secretario de Estado, Colin Powell, trata de convencer a Sharón de que es posible aceptar el documento jordano-egipcio como «punto de partida» para salir de la crisis en Cisjordania y Gaza. «Sharón ve de forma positiva la iniciativa jordano-egipcia porque su Gobierno está comprometido con el proceso de paz y desea reanudar las negociaciones».
Pero detrás de este cambio de postura por parte del primer ministro se encuentra el veterano político laborista, Peres, quien en el último mes y medio le ha sacado las castañas del fuego al primer ministro ante la comunidad internacional. Peres, que el pasado sábado confirmó que mantiene contactos secretos con el negociador jefe palestino Saeb Erekat y el asesor económico de Yaser Arafat, Mohamed Rashid, es también la punta de lanza de una iniciativa para que el Ejército israelí rescinda el bloqueo a Jericó a cambio de que cese la violencia en esa zona.
Mientras tanto, la violencia no cesa en la franja de Gaza. Milicianos palestinos dispararon ayer tres obuses de mortero contra un asentamiento judío en la franja de Gaza. Los proyectiles cayeron en los invernaderos de Gadit, uno de los asentamientos judíos del bloque de Gush Katif, en el sur de esa zona autónoma palestina. Paralelamente, un palestino murió en la franja de Gaza al ser alcanzado por disparos de los soldados israelíes desde una torre de vigilancia.