El ex presidente filipino Joseph Estrada se entregó ayer a la Justicia de su país, dos horas después de que un tribunal especial emitiese una orden de arresto en su contra por cargos de corrupción y perjurio. Esta decisión abre las puertas a un posible juicio contra el ex mandatario, que fue derrocado por la presión popular el pasado 20 de enero, y quien hasta ahora había conseguido eludir la acción de la justicia alegando poseer inmunidad presidencial, algo que le fue denegado finalmente el pasado 4 de abril por el Tribunal Supremo del país.
Joseph Estrada, conocido también como 'Erap' ('amigo') en Filipinas, se dirigió hacia las 16:30 de la tarde (hora local) junto a su esposa, varios colaboradores y un buen número de escoltas y agentes de policía, a la oficina del jefe de Policía Edgardo Urrieta para entregar un certificado formal de su rendición y pagar los 40.000 pesos (unas 150.000 pesetas) que le permitirán permanecer en libertad provisional.
Seguidamente, Estrada se presentó a declarar ante el juez Narciso Nario, responsable de la sala cuarta del tribunal de Manila que ha emitido la orden de arresto, donde también se tomaron sus huellas dactilares. Esta sala considera que hay «causa probable» para procesar a Estrada por la desviación de 130 millones de pesos (unos 480 millones de pesetas) de los impuestos sobre el tabaco y por falsear sus bienes en los documentos oficiales.
Pero esta no es la primera acusación que pesa sobre el ex presidente, quien el pasado 4 de abril fue acusado de ocho cargos de corrupción que alcanzarían los 4.000 millones de pesos (unos 14.800 millones de pesetas). En Filipinas, los casos de corrupción especialmente graves están castigados con la pena de muerte.
Tras conocerse la noticia de que la sala dirigida por el juez Narciso Nario había emitido una orden de arresto contra Estrada, decenas de partidarios del ex presidente bloquearon las calles de Manila que llevan a su residencia para impedir que 'Erap' fuera finalmente detenido. «No permitiremos a la Policía que se lo lleve porque es inocente», aseguraban sus seguidores. Pero la entrega voluntaria de Estrada era algo previsto desde que se emitiese la orden de arresto en su contra.