Las posibilidades de alcanzar un acuerdo de paz entre israelíes y palestinos parecían ayer más lejanas, cuando faltan menos de seis semanas para los comicios en los que será elegido el nuevo primer ministro israelí, cargo que podría obtener el candidato de la derecha nacionalista, Ariel Sharon. La iniciativa del presidente estadounidense, Bill Clinton, está estancada, mientras las dos partes se mantienen en sus posiciones respecto de los asuntos claves de Jerusalén y los refugiados palestinos.
La dirección palestina proclamó el viernes que no renunciará a la más «mínima pulgada» de los territorios ocupados por Israel desde junio de 1967, en especial Jerusalén este, y reafirmó la exigencia de un derecho a regresar de los 3'7 millones de refugiados palestinos. Un alto responsable de Al Fatah, el movimiento del presidente de la Autoridad Palestina, Yasir Arafat, en Cisjordania, Marwan Barghuthi, pidió ayer al Gobierno del presidente electo estadounidense, George W. Bush, que apoye las reivindicaciones palestinas. «La nueva administración debe obligar a Israel a aplicar las resoluciones de las Naciones Unidas, pues los palestinos rechazarán cualquier acuerdo que no les otorgue la plena soberanía sobre la Jerusalén árabe, que no reconozca el derecho a regresar de los refugiados palestinos y que mantenga las colonias» judías.
Por su parte, el primer ministro israelí dimisionario, Ehud Barak, afirmó que no firmará ningún acuerdo que implique la soberanía palestina en la Explanada de las Mezquitas, en Jerusalén este, lugar santo del judaísmo y del Islam. Sin embargo, no reclamó la soberanía israelí, como exige la derecha en su país con el apoyo del rabinato. Barak reiteró, asimismo, la oposición tradicional de Israel a reconocer el «derecho a regresar» de los refugiados de 1948, previsto en la resolución 194 de la Asamblea de la ONU.
En este contexto, las esperanzas de Clinton «de terminar» con el conflicto, se ven nuevamente frustradas por la resistencia de ambas partes, lo que acarreó la anulación de la cumbre prevista para el pasado jueves en el balneario egipcio de Sharm el Sheij.