El Gobierno francés advirtió ayer a los transportistas de que no hará concesiones adicionales y les pidió que levanten el bloqueo de depósitos de carburante para no dañar más a la economía, mientras la penuria se amplía y los Verdes se rebelan.
Si continúan con el bloqueo de depósitos de petróleo, iniciados el pasado domingo, los transportistas deben ser conscientes «de los golpes que asestarán a sus propios negocios (...) y del 'handicap' muy grave que infligirán a la economía francesa», advirtió Jospin.
Jospin reiteró que el Gobierno, «consciente de sus dificultades» por la subida del petróleo, «ha hecho y hace todo lo posible» no sólo para ayudar a los transportistas sino también a pescadores, agricultores, taxistas y conductores de ambulancias y autobuses. Los taxistas amenazan con llevar a cabo hoy operaciones «caracol» en las grandes ciudades.
Además de afrontar este malestar creciente entre los sectores más diversos, Jospin se vio obligado a hacer frente también a la ira de los Verdes, socios de Gobierno junto a comunistas y radicales. Con cierto tono de dramatismo, los Verdes convocaron una «reunión de crisis» para para analizar el «retroceso inaceptable», que en su opinión, suponen las concesiones gubernamentales a los transportistas. La ministra de Medio Ambiente, Dominique Voynet, lamentó que Jospin «haya cedido al chantaje».
Mientras, aumentan los problemas por penuria de carburante y unos 50 departamentos se han visto obligados ya a ordenar el racionamiento en las gasolineras. La falta de queroseno obligó a suspender vuelos en el aeropuerto de Lyon.