La ministra austriaca de Exteriores, Benita Ferrero-Waldner, miembro del Partido Popular de su país y con experiencia en asuntos europeos, dijo que la autoridad en política exterior la tienen el presidente de la República, el canciller federal y ella misma. «Dejen a Haider en Carintia», insistió la ministra ante las preguntas de la prensa sobre las declaraciones del líder del Partido Liberal Austriaco (FPÖ), gobernador de esa provincia austriaca y que este mismo fin de semana tomó partido en contra de la ampliación inmediata de la UE hacia el este y centro de Europa.
«El Gobierno austriaco no ha violado ninguna de sus obligaciones según el Tratado», insistió Ferrero-Waldner, quien pidió a los otros catorce miembros de la Unión que no excluyan a su país de las reuniones y contactos habituales a pesar de la declaración que aprobaron para aislar a ese país al conocerse la composición del nuevo Gobierno de Viena.
Agregó que la iniciativa de los catorce de rebajar el nivel de sus relaciones con Austria por la entrada del partido de Haider en el Gobierno de coalición en Viena se basa en un procedimiento que no dudó en situar en el ámbito de lo ilegal, ya que, dijo, «no está incluido en el Tratado» de la UE. Ferrero-Waldner evitó afrontar una eventual negación del saludo de alguno de sus colegas en el Consejo de Ministros mediante un retraso en su entrada en la sala de reuniones, pero eso no le ahorró mensajes de reprobación, al margen que no se realizó la tradicional «foto de familia». «Espero que Austria tenga en cuenta la opinión de los otros socios comunitarios», declaró el ministro español de Exteriores, Abel Matutes, respecto a las relaciones con los demás estados miembros.
El ministro belga de Exteriores, Louis Michel, que se destacó en las últimas jornadas por su dura actitud hacia el Gobierno de coalición austriaco -llegó a sugerir la exclusión de Austria de la UE-, manifestó que «no es suficiente que quiera que se le juzgue por sus actos». El titular belga de Exteriores fue más allá y, en una declaración a propósito del asunto, afirmó que la entrada de un partido como el FPÖ en un Gobierno europeo es «inaceptable porque significa una banalización de las fuerzas antidemocráticas en Europa».
Michel defendió la actuación de los otros socios de Austria por la entrada de los liberales en el Gobierno de Viena: «cuando un Estado elige un camino contrario a los principios y valores humanistas, decírselo no es inmiscuirse en sus asuntos internos porque esas cuestiones (...) afectan igualmente a la Unión Europea».
El ministro de Exteriores de Portugal, Jaime Gama, como presidente del Consejo de Ministros, fue elegido por el resto de los socios comunitarios para expresar la preocupación de los catorce por los acontecimientos políticos en Austria.