Los australianos han rechazado mayoritariamente la propuesta de una república en el referéndum celebrado ayer y han optado por mantener a la reina Isabel II de Inglaterra como su jefe de Estado. Casi un 55 por ciento de los 12'3 millones de votantes han decidido mantener los lazos constitucionales con el Reino Unido a pesar de que los sondeos de opinión mostraban que una clara mayoría de australianos eran partidarios de una república.
El electorado rural y el de las periferias de las grandes ciudades, en su mayoría de clase trabajadora, ha votado masivamente en contra. Con un monarca británico en la más alta posición política del país, Australia se prepara para las celebraciones del centenario de la independencia del Reino Unido. La clara derrota de los republicanos se ha debido a la división interna en el movimiento entre los partidarios de un presidente de la futura república elegido por el Parlamento a propuesta del primer ministro y los que preferían un jefe de Estado elegido mediante sufragio universal directo.
El modelo presentado en el referéndum incluía la elección del presidente por una mayoría del Parlamento a propuesta del primer ministro, lo que ha motivado que un gran número de republicanos partidarios de la elección directa presidencial hayan votado en contra. Pese a que, según las encuestas previas al referéndum, tan sólo un diez por ciento de la población desea tener a un monarca británico como jefe de Estado, la extraña coalición de monárquicos y republicanos partidarios de la elección directa del presidente ha logrado convencer a la mayoría del electorado