La Alianza Atlántica ha comenzado ya a estudiar cómo aplicar el embargo petrolero contra Yugoslavia decidido en la Cumbre de Washington celebrada el pasado fin de semana y que fue apoyado por los países de la Unión Europea. Los militares no descartan el «recurso a la amenaza de la fuerza» para poder garantizar que no llega crudo ni otros combustibles al régimen de Belgrado, pero la última decisión tendrán que tomarla los responsables políticos de la Alianza reunidos en el Consejo Atlántico.
El comandante supremo de las fuerzas aliadas en Europa, el general Wesley Clark, afirmó en rueda de prensa que el Consejo Atlántico ha encargado al Comité Militar de la OTAN preparar planes para el control de los buques que pretendan suministrar petróleo a Yugoslavia. «El Consejo Atlántico nos ha pedido que preparemos planes para organizar el régimen de 'visita e inspecciones' de los barcos con envíos de petróleo y otros materiales de guerra hacia puertos de Montenegro», dijo Clark.
El general aseguró que los ataques aéreos de la OTAN han destruido ya un tercio de las reservas militares de petróleo de Yugoslavia, así como la capacidad de producción y refinado propio, afectando a las fuerzas yugoslavas.
Rusia sigue oponiéndose al embargo de petróleo a Yugoslavia y aduce que es ilegal ya que sólo las Naciones Unidas pueden imponer una sanción de este calibre, sin embargo fuentes del Kremlin admitieron que el presidente Yeltsin acepta imponer el embargo de armas al régimen del presidente Milosevic.