Yuri Skuratov, fiscal general de Rusia dos veces destituido por «acercarse demasiado» al Kremlin en su lucha contra la corrupción, declaró ayer miércoles la guerra sin cuartel al presidente Boris Yeltsin y le acusó de violar la Constitución.
En una intervención de doce minutos ante la Cámara de Diputados, Skuratov se revolvió por segunda vez en menos de un mes contra el presidente y amenazó con difundir documentos que podrían «dinamitar la sociedad». «Es una arbitrariedad y un desafío de funcionarios corruptos a la justicia para deshacerse a toda costa de un fiscal incómodo», dijo en un nuevo y dramático episodio del mayor escándalo en Rusia desde la desintegración de la URSS hace ocho años.
Skuratov no facilitó datos concretos, pero filtraciones a la prensa los últimos días revelaron que la Fiscalía General estaba investigando a «20 nombres» por irregularidades financieras cuya suma supera los 40.000 millones de dólares.
Sus investigaciones de parte de un océano de corrupción y evasión estimado en más de 300.000 millones de dólares, incluyen según informes oficiosos a una hija de Yeltsin y su marido, Tatiana y Alexei Diachenko, y a su otro yerno, Anatoli Okulov. Por otra parte, la Fiscalía dictó orden de busca y captura del hombre más rico del país y amigo de Yeltsin, Boris Berezovski, y de Alexandr Smolenski, presidente del Banco SBS-Agro.