El próximo día 17 tendrá que entregar la vara de mando a su sucesor, el popular Jaime Martínez. El socialista José Hila deja la alcaldía tras dos legislaturas gobernando, seis años como alcalde, y afronta una nueva etapa.
¿Qué balance hace de estas últimas elecciones?
— Por una parte en Palma ha habido personas que votaron en clave local pero muchas lo hicieron en clave nacional, sobre todo de la derecha. Eso ha pasado en Palma y en todas las capitales españolas prácticamente. Se ha movilizado más el voto de derechas. Pero estoy contento: desde 2015 el PSIB en Palma ha subido de número de votos, unos 10.000 más. Puestos a perder, hacerlo con 40.000 votos y subiendo en todas las elecciones... He perdido porque no he llegado a sumar.
¿El PSOE de Palma está en un buen estado de salud?
— Sí, si comparamos con otras elecciones que hemos tenido. Por ejemplo, en 2011 solo ganamos en un barrio, ahora hemos ganado en 19. Estamos fuertes y nos vamos con un respaldo muy importante para el futuro.
Podemos sufrió una gran caída.
— Que Podemos ha fallado es evidente. Pero nosotros también aspiramos a seducir a votantes de izquierdas para sumarlos a nuestro electorado. Estamos volviendo a centralizar el voto. El PSOE es la casa común de la izquierda. Si la gente no quiere que gobierne PP y Vox, ya sabe a quién tiene que votar.
¿Se va a quedar estos cuatro años en la oposición?
— Voy a estar trabajando aquí por mi ciudad. El tiempo lo irá diciendo pero recogeré el acta para empezar a trabajar por Palma desde la oposición. Ya lo hice una vez y esta será la segunda.
¿Se presentará a las próximas elecciones?
— Cuatro años es mucho tiempo. Ya iremos viendo. Yo ahora seguiré de regidor, de jefe de la oposición, e iré trabajando. El partido son muchas personas y siempre tienes que dar juego. No voy a dejar de ocupar el espacio que estoy ocupando.
¿Ha sido complicado el equilibrio en el Pacte?
— Visto como empieza PP y Vox creo que nuestro equilibrio ha sido más fácil (Ríe). Nosotros hemos tenido una pandemia. Lo gestionamos juntos y salimos adelante. Creo que se salió bien. La alianza funciona. Ya quiero ver yo si esto va a pasar con PP y Vox. Ya el PP ha empezado a decir que igual prorrogar nuestros presupuestos. Vaya inicio, ¿no?
Ha asumido el papel de la oposición y se está mostrando muy crítico en las redes sociales.
— Sí, porque a mí me parece un error y de vieja política el que tus propuestas solo vayan a destruir lo que ha hecho los demás y no tener ninguna en positivo, de sumar. Yo, por ejemplo, terminé el Palau de Congressos. Si hubiese actuado como el PP, el Palau sería ahora una ruina.
El PP dice que no habrá tranvía.
— Lo hay en ciudades de izquierdas y derechas, pero en Palma no. El tranvía no tiene ideología: es una apuesta de transporte de calidad para tus residentes. Creo que es un error muy grave. Y si tenemos el dinero, renunciar a eso es un error muy grave. El dinero está comprometido. Una vez que lo tienes, ¿por qué no hacerlo si es bueno? Se trata de mejorar la ciudad y no de deshacer el trabajo de los demás.
También se habla de expropiar Son Busquets si no es de Cort en 100 días.
— Pues la millonada que vamos a tener que gastar de impuestos de los palmesanos para hacer eso, ya me lo contarán. No solo es expropiar: es hacer las calles, construir los edificios… Cuando ahora lo iba a pagar Madrid. Expropiar los terrenos es un proceso muy largo, de unos dos años.
¿La pandemia ha lastrado algunos proyectos?
— En la anterior crisis, dejaron de hacerlo todo y no pusieron nada en marcha por los recortes. Hemos gestionado la pandemia y a la vez, invertido en los barrios, en el transporte público, en ayudas sociales, comercio…
El PP dice que no pacta con Vox.
— Ya sea dentro del gobierno o fuera, tienen que pactar con Vox. Las grandes medidas ¿cómo las van a probar? El presupuesto, el Plan General, todo. Huirán de la etiqueta de pactar con la ultraderecha hasta el 23 de julio. Luego se van a entender perfectamente.
¿Qué le parece el derribo de viviendas en Corea que propone el PP?
— En las viviendas sociales de Camp Redó, los únicos que han invertido han sido siempre gobiernos de izquierda. Esas decisiones de tirar barrios enteros, ¿qué haces con las personas que viven en ellos? Van a dejar familias enteras en la calle. El PP tiene ideas antiguas, es lo mismo que hicieron en el Barrio Chino, en Sa Gerreria. Es una operación muy difícil de llevar adelante hoy en día. La ciudadanía se sabe defender más. Hay que seguir invirtiendo en el barrio.
Hay muchas quejas por la limpieza, ¿ha sido una asignatura pendiente del Ajuntament saliente?
— Es un tema histórico. Cuando me presenté por primera vez a las elecciones, cuando había gobernado el PP, era también el tema: los recortes, la limpieza y la policía de barrio. La limpieza en Palma es un reto que no solo lo va a poder alcanzar un gobierno, tiene que ser un reto en el que se sume la sociedad. El Ajuntament ha ido poniendo medios, con 130 personas más para limpiar la ciudad, más máquinas.. Pero la sensación es que se necesita a la sociedad para que juntos consigamos que se note y se perciba el cambio en la limpieza.
¿Es difícil gestionar una ciudad de la España repleta?
— Es complicado. Gestionar una ciudad es difícil siempre, pero una ciudad dinámica como la nuestra le añade un plus.
Hay proyectos que han quedado parados o a medias.
— El Plan General no se ha quedado parado, es que ha habido un cambio de gobierno y no se ha podido terminar. Nos hemos atrevido a hacer un Plan General, que hace mucho tiempo que se tenía que haber hecho nuevo. Lo hemos puesto en marcha. Las galerías de la Plaça Major, bueno, quiero ver qué hace el PP. Yo propuse hacer una planta más de aparcamiento y todos los partidos políticos del Ajuntament excepto el PSOE dijeron que no, que se hiciera unas galerías, y ya dije que era muy complejo y el tiempo me ha dado la razón. Quiero ver cómo lo solucionan ahora. Nosotros hemos hecho cosas que parecen imposibles como el Lluis Sitjar o el acuerdo de Façana Marítima, que impidió que se convirtiese en un muro de edificios y se hiciera el parque. O acabar el Palau de Congressos. Hemos hecho cosas que eran muy complejas. Ahora le toca al PP demostrar que tienen capacidad.
¿De qué está más orgulloso de ocho años?
— Orgulloso por una parte de que nosotros hemos conseguido volver a invertir en los barrios, que es algo que yo cuando llegué, prometí que haría, ya que veníamos solo de invertir en el centro el PP. Me voy con unas cifras de empleo buenísimas, muy orgulloso de haberlo conseguido, que era el reto más difícil que teníamos. Que me voy con paz social en las calles y eso es también es muy importante, y hemos practicado algo que eso dejar a nadie atrás. Todos hemos trabajado en la pandemia estos ocho años para no dejar a nadie atrás. Las ayudas sociales del Ajuntament son las mejores de España. Esto me hace sentirme orgulloso de defender una ciudad diversa y plural.
¿Le ha quedado alguna asignatura pendiente?
— No demasiadas porque ocho años te da para trabajar en muchas cosas. Me ha quedado pendiente ver terminadas las grandes infraestructuras como el tranvía. El tema de la vivienda después de la pandemia se agudizó. Si que es verdad que hemos empezado a construir mucha vivienda pública pero con todas esas medidas legislativas que se iban a tomar y el Plan General, con la vivienda protegida que se podía construir, no hemos llegado a tiempo.
Para alguien que viene de Son Gotleu como usted, ¿es más complicado llegar a la alcaldía?
— Es complejo porque no tienes padrinos ni tienes nadie que te lleve, te lo tienes que trabajar más. Es muy importante que puedan llegar a los gobiernos los hijos de familias humildes. No puede ser que solo puedan llegar a gobernar las élites, tiene que poder gobernar la gente humilde porque eso hace que la democracia sea plena y que todo el talento que hay se pueda aprovechar. Si en el futuro se dejase de ocurrir, la democracia estaría en peligro. Trabajemos para que haya el ascensor social también en política, a través de la educación, de que muchos jóvenes que están en barios humildes tengan el el futuro la oportunidad de gobernar en la ciudad.