El PSIB se lo juega todo a la gestión. Su lema es ‘somos gente de fiar que resuelve los problemas de los ciudadanos'. Todo gira en torno a Francina Armengol, la Presidenta, con mayúsculas: ella es el motor y la imagen de los socialistas, muy en consonancia con el hiperliderazgo que viven las organizaciones que tienen la suerte de dar con un líder claro y solvente, como es el caso del PSIB. El problema de jugárselo todo a la gestión es que las emociones no entran en la ecuación y, en unas elecciones donde la izquierda está más desmotivada que la derecha, tal vez convendría apelar un poco más al corazón y menos a la razón.
Esta campaña recuerda en algo a la del año 2007, en la que Jaume Matas vendió gestión y perdió en medio de la sorpresa e incredulidad de un PP que se veía de nuevo con mayoría absoluta. La izquierda vendió emoción y ganó. Decía que esta campaña recuerda a la de 2007, con una diferencia: también la derecha vende ahora razón. ¿Dónde han quedado las emociones en este 2023?