Basta con echar un vistazo a cualquier portal inmobiliario para comprobar que conseguir piso a un precio razonable en Eivissa, ya sea en alquiler o bien compra, es imposible. En este sentido, el portal Idealista maneja que el precio medio del metro cuadrado en alquiler en el municipio de Eivissa es de 18,8 euros, un 10,8% más caro que hace un año. «Se trata del municipio con las rentas más caras de todos aquellos analizados por Idealista en Balears, muy por encima de otras capitales de isla como Palma, que tiene un precio de 12,6 euros por metro cuadrado en alquiler, y Maó, con 8,9 euros el metro cuadrado en alquiler», expresa Francisco Iñareta, portavoz de la empresa.
Saliendo del municipio de Vila, los precios no disminuyen casi, pues en Sant Josep el metro cuadrado de vivienda en alquiler está a 18,5 euros, mientras que en Santa Eulària se sitúa en 18,2 euros el metro cuadrado y en Sant Antoni a 17 euros el metro cuadrado. Actualmente, los precios de los alquileres están un 28,7% por debajo del precio máximo que se alcanzó en junio de este año cuando se registraron 26,4 euros el metro cuadrado de la vivienda en alquiler en Eivissa. En el caso de los precios de venta, el precio por metro cuadrado en la isla se sitúa en 5.346 euros, según las cifras aportadas por Idealista. Y aún no se ha tocado techo ni se prevé que se llegue a un tope máximo: «Ahora mismo, ambos indicadores están por debajo de máximos y no sería extraño ver en los próximos meses o trimestres que se vuelvan a romper récords de precio de la vivienda en Eivissa», precisa Iñareta. Esta misma opinión es compartida por Jeffrey Fernández, delegado en las Pitiüses de los Agentes de la Propiedad Inmobiliaria (API): «Los precios están estabilizados; ha habido una pequeña subida en el último año y ahora están subiendo más lentamente, pero no dejan de subir», indica, y añade que el precio de la vivienda está subiendo en paralelo al incremento del coste de vida, es decir, de la inflación, «solo que la vivienda es más llamativo y se nota más cuando sube; no se tocará nunca techo, si bajan bajarán un poco y habrá oscilaciones, pero volverán a subir, como la vida misma».
LOS FACTORES. Pero, ¿qué es lo que hace que la escalada de precios no se detenga? Según explica el delegado de los API, en Eivissa, y también en Formentera, se dan una serie de circunstancias. «Ha acabado la crisis derivada del coronavirus y estamos en un año de recuperación económica; todo se ha reactivado y hay más demanda y cuando hay más demanda, los precios siempre suben», precisa. A esto se suma el hecho insular. «El suelo en la isla es limitado y no vamos a edificarlo todo. Por tanto, lo que hay es lo que habrá y no habrá mucho más en un futuro. Lo que hay ya vale mucho porque no hay mucho más suelo en el que construir», señala. Otro factor a tener en cuenta son las dificultades y la «lentitud» a la hora de conseguir licencias para construir: «Lo que se tarda aquí no se ve en ningún otro sitio del país y esto hace que la gente desista o el que se mete en un plazo de tres o cuatro años para conseguir licencia y, cuando la consigue, la cobra a precio de oro y alguien pagará seguro», añade. En este punto, es preciso recordar que el plazo medio para obtener una licencia de obra en Eivissa supera los dos años, según los datos que maneja el Col·legi Oficial d'Arquitectes de Balears (COAIB). En relación a la crisis del covid surge otra derivada a tener en cuenta, y es que los extranjeros «se han dado cuenta de que tener vivienda en Eivissa es un valor seguro». «Las Pitiüses son un punto de inversión internacional donde no bajan los valores de la vivienda y si bajan, lo hacen muy poco en comparación con las bajadas de otros puntos del país. Aquí las bajadas son muy lentas, pero las subidas somos los primeros en recuperar y esto hace que la gente quiera invertir en Eivissa y Formentera porque son un valor seguro».
Es, precisamente, la demanda del mercado internacional de viviendas unifamiliares lo que ahora mismo prácticamente está copando el mercado de la construcción en las Pitiüses. Consuelo Antúnez es presidenta de la Asociación de Constructores de PIMEEF y señala que en la actualidad se está construyendo «a buen ritmo, sobre todo más unifamiliares y también está funcionando muy bien las reformas; son viviendas de hace 40 años que la gente compra para reformar y, de esta manera, se garantiza que la obra estará acabada más o menos en un plazo determinado de tiempo; en cambio, si es obra nueva los plazos se alargan demasiado por el tema de la obtención de licencia y a la gente le da más miedo. Realmente, no se están haciendo pisos porque lo que tiene demanda son las segundas residencias porque son quienes tienen dinero para poder comprar». Así, la construcción de viviendas unifamiliares se prevé que continúe con una gran demanda el año que viene, sobre todo para clientes internacionales «para los que obtener una casa aquí es más barato que hacerlo en sus países de origen».
Se puede hablar, por tanto, de una «demanda fuerte» tanto de compra como de alquiler que no tiene visos de descender. En el caso del alquiler, está condicionado a los trabajadores de temporada, mientras que la compraventa cuenta con una demanda extranjera potente que no tiene altibajos al no depender de la temporada. Por tanto, el mayor problema no viene del lado de la demanda sino del lado de la oferta disponible», explica el portavoz de Idealista.
Si el problema no viene de la demanda sino de la oferta, ¿cuántas más hacen falta para satisfacer la demanda de venta y alquiler? «Infinitas; si construyes 200.000 más se acabarán llenando, pero seguirá habiendo demanda porque Eivissa tiene playas preciosas, un clima increíble y se vive muy bien. La cuestión es hacia dónde quere mos ir como isla», se plantea el delegado de los API en las Pitiüses, quien afirma que hay que parar y reflexionar: «Habrá un momento en que tengamos que decir ‘basta' y parece que la Administración se está dando cuenta y está dando pasos, como la limitación de coches; hay que reflexionar porque vamos a estar desbordados, perderemos calidad de vida y se consumen recursos. La extrapolación que tenemos que hacer es si queremos convertirnos en un Benidorm, con rascacielos hacia arriba en los que viva más y más gente, o bien pararnos y sacar una normativa en la que no se den más licencias porque estamos superados, por ejemplo. Alguien tiene que poner el cascabel al gato», plantea Fernández.
LA PREVISIÓN. Sobre cómo será 2023, desde Idealista afirman que será un año «convulso» ya que las subidas de tipo de interés que está haciendo el BCE en esta segunda mitad de 2022 «condicionarán en buena medida el año 2023. «Hoy día, con los tipos efectivos rondando el 4%, el 30,5% de las familias baleares son rechazadas a la hora de pedir una hipoteca por falta de ingresos. Antes de la invasión de Ucrania eran tan solo el 3%. Además, según los cálculos de idealista/hipotecas, con unos tipos efectivos en el 5% el porcentaje de familias baleares expulsadas del mercado de compraventa llegaría al 42,6%», explica Iñareta, quien afirma que «muy probablemente» estas familias «se verán empujadas al mercado del alquiler, aumentando la ya de por sí enorme demanda de viviendas en alquiler, por lo que cada vez más se convertirá en habitual ver castings inmobiliarios o viviendas que apenas duran unos minutos en el mercado», concluye.