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Cas Datilet: trofeos y grabados con esencia familiar

Cas Datilet abrió sus puertas en 1993 en Ibiza para convertirse en un referente en el sector. Reivindican el comercio local y de proximidad

De izquierda a derecha, Vicente, Mari Carmen, Fany, Diana y Vicente, en la tienda que Vicente padre y su mujer Mari Carmen abrieron hace casi 30 años en la ciudad de Ibiza. | Daniel Espinosa

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La tienda Cas Datilet es un negocio mítico en Ibiza. Esta casa de trofeos, grabados y regalos nació en el año 1993 de la mano de Vicente Tejada. «Siempre he estado metido en el mundo del deporte y pensé que era una buena oportunidad de darle a los deportistas lo que se merecen y como no había una tienda especializada en esto pensé que sería una buena idea», afirma este empresario, quien siempre recuerda que el primer trofeo que hicieron fue para el Consell d'Eivissa y hubo un error. «No sé si fue un error nuestro o del Consell porque da igual, pero nos equivocamos en una letra y no lo olvidaré nunca; fueron 30 trofeos que eran muy importantes y tuvimos que volver a hacerlos rápidamente. Esos días comimos y cenamos en la tienda para poder entregarlos a tiempo», rememora Vicente.

Cas Datilet es un pequeño negocio cien por cien familiar ya que está regentado por Vicente y su mujer Mari Carmen y tienen como trabajadores a su hijo Vicente, a su cuñada Fany y a Diana, una empleada que lleva con ellos muchísimos años. Un equipo de cinco personas que transmite esa esencia familiar a todo el que pasa por la tienda. «Los clientes no son clientes, son como si fueran familia. La mayoría entran aquí, charlamos de nuestras cosas, se sientan un rato con nosotros... así da gusto trabajar; nos queda la esencia de antaño en este sentido que, precisamente, es lo que se está perdiendo actualmente con tanto comercio on line y las prisas. Nosotros queremos que el cliente se sienta a gusto. Es lo que intentamos inculcar a nuestros hijos, la educación y el llevarnos bien con la gente», explica Vicente, quien añade que han visto pasar a varias generaciones de una misma familia en todos estos años «y eso es precioso». Este ambiente familiar en su negocio, según narra Vicente, sorprende cuando lo explican a las ferias profesionales a las que asisten: «Son muchos años y Eivissa es como una gran familia. La isla es increíble en este sentido».

Para Vicente, el hecho de trabajar con la familia «no es nada complicado, y lo digo con el corazón en la mano. Es todo bueno; es una maravilla porque estamos encantados de estar juntos. Nos llevamos todos muy bien y lo bueno es que broncas no hay y si te equivocas, porque todos nos equivocamos, no pasa nada, qué le vamos a hacer. Es muy bonito trabajar en familia».

Cas Datilet abrió sus puertas en 1993 con una única máquina de grabado a diamante y en la actualidad tienen ocho para diferentes tipos de grabados y técnicas. «Al principio estuvimos tres meses para aprender cómo funcionaban las máquinas. Ahora es todo mucho más fácil; tenemos ocho máquinas de grabado a láser, a diamante, pantógrafos... vamos incorporando todo lo que sale al mercado para no quedarnos atrás». Así, hacen todo lo que está relacionado con el trofeo, también banderines, trabajan el metacrilato o figuras de resina, entre otras referencias. «Nos hemos movido siempre mucho; hemos ido a Italia, donde está la cuna del trofeo. En el 93 tuvimos la suerte de conocer a un italiano que fue el que nos metió en este mundo; era muy buena persona y nos llevó a conocer sus fábricas y nos metimos de lleno», rememora Vicente, quien afirma que su premisa es mantener los precios asequibles pese al paso de los años. Esto lo consigue gracias a que compra bastantes referencias, por lo que el precio que le hacen es más ajustado. Cada año asisten a dos o tres ferias, donde recogen ideas, estilos e innovaciones de trofeos y regalos. «Cada año cambiamos, incorporamos cosas nuevas. Además, en una isla tienes que cambiar para que no todo el mundo tenga los mismos trofeos. Tenemos muchísima variedad de modelos», precisa Vicente.

Una de las premisas que siempre trabajan es que todo se quede en Ibiza. Es decir, si tienen algún encargo y precisan de algún material o necesidad específica intentan que se solvente con empresas de Ibiza: «Es algo que deberíamos hacer todos porque así ayudamos a nuestros hijos y nietos», explica. En esta misma línea, reivindican que las grandes empresas de fuera de la isla que organizan eventos deportivos compren «y hagan gasto» en la isla. «No lo critico porque es muy buena publicidad para la isla, pero lo que no puede ser es que vengan grandes empresas de fuera sabiendo que Ibiza tiene tirón en el mundo deportivo, se lleven un dinero de las instituciones por organizar estos eventos y no dejen ni en euro en Ibiza porque se traen hasta el agua de fuera. Los clubes de aquí de toda la vida no reciben tantas subvenciones como las empresas de fuera y es una pena; no lo veo lógico porque en la isla tenemos muy grandes y buenos deportistas y organizadores de eventos. Hay que implicarse más con la gente de aquí», precisa Vicente. Este malestar lo han transmitido a las instituciones, desde donde les han asegurado que tendrán en cuenta estas peticiones.

INTRUSISMO

Vicente también reivindica que los trofeos no se compren online y que se opte por el servicio completo que ellos ofrecen. De hecho, les ha pasado que hay quien ha optado por la compra online de trofeos «han llegado un jueves cuando el evento es el sábado, llegan mal y tenemos que solucionarlo». En este sentido, reivindica su labor ya que, además de grabar y elaborar el trofeo, cuidan hasta el más mínimo detalle. «Los hacemos, los llevamos al sitio, los dejamos colocados y todo cuidando la presentación. Para vender una copita tienes que hacer muchas cosas, como ponerle una placa, limpiar, poner un sello, envolver, empaquetar, llevarlo... es un proceso laborioso en el que cuidamos todos los detalles», algo que no sucede cuando se compra online.

En el sector al que representan se han encontrado también con casos de intrusismo, como organizadores de eventos de fuera de la isla que se traen a una persona con una máquina pequeña para grabar las medallas in situ, allí en la misma carrera. A esto se suma el hecho de que las fábricas ya no solo venden a empresas sino a también a particulares, lo que les lleva a tener que buscar aún más la diferenciación. «Los clubes compran sus propios trofeos, ¿qué te ahorras? ¿Cincuenta euros? ¿Por eso vale la pena dejar el dinero fuera? A nosotros nos piden un trofeo el jueves para el sábado y nos encargamos de todo, hasta de llevarlos al sitio y colocarlos».

CORONAVIRUS

Vicente y Mari Carmen tenían pensado jubilarse, pero fue entonces cuando llegó la pandemia de coronavirus, que ha trastocado sus planes. «Ha sido el año y medio más triste de toda mi vida. Estábamos mi mujer y yo; los demás, en ERTE. Abríamos la tienda a las nueve de la mañana y cerrábamos a las ocho de la tarde y no entraba nadie. No se hacían eventos deportivos y la gente no estaba para regalos. Ha sido un gasto terrible, por eso ahora no podemos pensar en la jubilación. Pero si hay salud, que es lo más importante, no nos podemos quejar», expresa Vicente, quien afirma que la situación está mejorando poco a poco: «Pienso que en dos años puede que estemos bien».

Su hijo Vicente está motivado e ilusionado buscando nuevas fórmulas para el negocio y hablando con instituciones para explicarles que deben pedir a las empresas de fuera que organizan eventos deportivos en la isla que se impliquen más con negocios de Ibiza como el suyo. El hecho de que con la crisis del coronavirus la gente esté optando más por la compra online también les está afectando y entre sus planes está potenciar su presencia en internet con una tienda online, por ejemplo. «Tenemos muchas ideas, pero han quedado un poco aparcadas; tenemos que ir poco a poco hasta ir saliendo. Ahora mismo funcionamos por WhatsApp donde nos piden precios, enviamos fotos y así funcionamos». Vicente se muestra esperanzado y confía en que «en un año o dos» se haya superado esta crisis económica derivada del coronavirus. «Tenemos que aguantar un poco más», concluye, no sin antes reivindicar que la ciudadanía e instituciones deben implicarse más en la supervivencia del comercio local y de proximidad.

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