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Europa y la economía social

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El Consejo de la UE define la economía social como un motor clave del desarrollo económico y social en Europa. Según el último estudio del Comité Económico y Social Europeo, hay 2,8 millones de empresas y entidades de economía social que constituyen una parte fundamental de la rica diversidad empresarial europea; emplean a 13,6 millones de personas y representan el 8% del PIB de la Unión.

La economía social engloba a una pluralidad de empresas y entidades, como las cooperativas, mutuas, asociaciones, fundaciones, empresas sociales e instituciones de protección social, que comparten principios, valores y características, como la primacía de la persona y del objeto social sobre el capital, una gobernanza democrática o la reinversión de la mayoría de los excedentes/beneficios que se destinan a objetivos de desarrollo sostenible, de interés para los miembros y de interés general.

El 24 de octubre de 2017, los copresidentes del Intergrupo de Economía Social del Parlamento Europeo —conformado por eurodiputados de Suecia, España, Francia, Alemania, Portugal e Italia— se reunieron en Estrasburgo con el vicepresidente de la Comisión Europea, Jyrki Katainen, y con la comisaria responsable de Empleo, Marianne Thyssen, y acordaron elaborar un documento titulado “El futuro de la política europea para la economía social: hacia un plan de acción”.

En respuesta a esta solicitud, Social Economy Europe presentó un documento que recoge una batería de medidas y acciones que podrían servir de base para la elaboración de un plan de acción europeo como elemento clave para ejecutar una estrategia que incorpore sistemáticamente a la economía social en la agenda y políticas de desarrollo socioeconómico de la Unión Europea y en su estrategia para la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

De acuerdo con estos objetivos, la propuesta de plan abarca 20 medidas y 64 acciones estructuradas en torno a 7 grandes pilares: establecer una concepción común de empresa de economía social en la UE; incrementar la visibilidad de sus empresas, de sus valores y de sus modelos empresariales; medir y evaluar su realidad y su contribución efectiva al desarrollo socioeconómico de la UE; construir un ecosistema favorable para que apoye su crecimiento y el acceso a la financiación; incrementar su incorporación en los fondos y programas de la UE; reforzar su papel en la agenda exterior de la Unión Europea; consolidar y reforzar el diálogo permanente y estructurado con las instituciones europeas. No cabe duda de que el futuro de la economía social se verá claramente impulsada por las acciones incluidas en el plan, lo que redundará en el futuro de Europa.

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