Uno de los segmentos que más está creciendo en el turismo internacional es el del turismo de ciudad. Gran parte del crecimiento se debe a la pujanza de las compañías aéreas de bajo coste, que incitan a millones de europeos a pasar un par de días en lugares de los que ni siquiera habían oído hablar antes, pero a los que una vez realizado el viaje lo más probable es que no vuelvan.
Las grandes cifras quedan reservadas para las ciudades de la primera división, Londres, París, Roma, Barcelona, en las que la repetición es la norma.
Barcelona es el ejemplo universal a partir de 1992. Claro que el conjunto de activos de la ciudad condal es difícil de imitar: buen clima, playas, buena gastronomía, reconocimiento internacional, museos y una propuesta de venta única en la arquitectura de Gaudí, unido a un importante aeropuerto internacional y el primer puerto de cruceros del Mediterráneo.
Sevilla, tan conocida internacionalmente como Barcelona y reformada igualmente en el mismo año, no ha conseguido convertirse en una gran ciudad turística.
Bilbao, gracias al Museo Guggenheim, abierto en 1997, se ha posicionado en el mercado mundial de las ciudades de arte, pero con unas cifras de turistas internacionales relativamente modestas.
Las dos ciudades que han tenido una interesante evolución son Málaga y Palma de Mallorca. Ambas están a pocos kilómetros de importantes destinos turísticos, con un aceptable tráfico de cruceros y meteorología favorable.
En el caso de Málaga, la incorporación de la zona portuaria en la ciudad y la apertura de nuevos museos desde que el Picasso abrió en 2003: Pompidou, Museo de Petersburgo, Museo Carmen Thyssen.. han convertido a la ciudad en la verdadera capital de la Costa del Sol.
Palma, con uno de los paseos marítimos más bellos de Europa, mejora su fisonomía y su oferta cultural con la apertura de Es Baluard en 2004.
Como vemos se tardan muchos años en conseguir que la oferta se convierta en producto turístico.
Todavía son pocas las ciudades que han mejorado recientemente y muchas las que reúnen los requisitos para convertirse en grandes destinos turísticos. Veremos si tras las elecciones del 24 de mayo más ciudades se unen a este impulso renovador.