La exposición Mirall, de Jaume Plensa, que se inauguró el pasado 19 de septiembre en sa Llonja de Palma, ya ha sido visitada por más de 120.000 personas, cuando faltan todavía dos meses para su clausura, el 15 de febrero de 2025.
En el corazón del principal edificio del gótico civil de Palma, las dos esculturas monumentales de acero inoxidable de Plensa, Invisible Laura e Invisible Rui Rui, dialogan entre si, han recordado los organizadores en un comunicado sobre esta exposición.
Las obras, de siete metros de altura, invitan al visitante a explorar conceptos como cuerpo y alma, luz y oscuridad, pasado y futuro. «El reflejo de nuestro rostro en el espejo, en el rostro de todos los demás, nos conecta con las dualidades que habitan en nuestra existencia», en palabras de su autor sobre las esculturas, situadas una frente a la otra.
«Este es un proyecto con el que reflexiono sobre las dualidades del mundo. La antigua tradición de la Roma clásica tenía a Janus como uno de sus Dioses principales. Era una divinidad con dos caras: una mirando al pasado y, otra, al futuro. El reflejo de nuestro rostro en el espejo, en el rostro de todos los demás, de los amantes y de los amigos, de los extraños y de los conocidos. Hombres y mujeres compartiendo sus rostros en el más generoso de nuestros actos. La dualidad del cuerpo y la sombra, del día y la noche, del gozo y del dolor… La dualidad de todos nuestros sueños que todavía esperan nacer en el reflejo de un espejo», explica Plensa.
La exposición se enmarca en el objetivo del Govern balear, con la colaboración del Ayuntamiento de Palma y el Consell de Mallorca, de posicionar la Isla como destino cultural y sa Llonja como un espacio de referencia internacional para mostrar exposiciones de los artistas contemporáneos más destacados del panorama mundial.
La exposición de Plensa es la tercera organizada en este edificio en lo que va de legislatura, después de las dedicadas al portugués Pedro Cabrita Reis y el británico Julian Opie.