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GUSTAVO PECORARO, ESCRITOR

«Las políticas del ‘trumpismo’ son peores que las de la época de Reagan»

El autor presentó el pasado sábado en el espacio Can Cuir su nuevo libro ‘Alguien tendrá que serlo’

Imagen del escritor Gustavo Pecoraro. | RD

| Palma |

Hace más de 30 años que Gustavo Pecoraro vive con VIH. Fruto de esa experiencia vital nació su libro Alguien tendrá que serlo, editado por Egales, que el pasado sábado la asociación de lucha antisida de baleares, Alas, presentó en el espacio cultural Can Cuir (Plaza Barcelona, 2).

¿Qué importancia tiene ser visible en el caso del VIH?
— La visibilidad es la herramienta más importante que tenemos, pero no es una obligación. No se trata de sacar del armario a nadie, pero creo que fue fundamental en la genealogía del activismo de respuesta. La visibilidad nació por un motivo terrible: la gente estaba muriendo y no había reacción por parte de las administraciones. ACT UP exigió a las instituciones la medicación correspondiente. Pese a que la visibilidad mejora la calidad de vida de los que vivimos con VIH, no es para todo el mundo. Cuando me diagnosticaron en 1993 hacía 9 años que era un activista LGTBI+. Había perdido a amantes y conocidos. Fue por los demás, pero también por mí.

En su libro hablas de diferencias según el origen, la clase social o el género.
— Hablo desde mi condición, pero me pregunto que pasa en un colegio cuando a uno de cada tres padres que no les gustaría que su hija o hijo compartiese aula con alguien con VIH. Por suerte vivimos en un país donde la política sanitaria está bastante asentada, pero qué pasa con alguien que vive en Texas o en Rusia. El año pasado murieron cinco millones y medio, en su mayor parte en países africanos. Un amigo de Paraguay me dijo ‘tú hablas de PrEP, de indetectable e intransmisible, pero aquí ni tenemos medicación’. Eso es una realidad y cada vez es más clara la diferencia de oportunidades y recursos.

En el libro también destaca lo que supuso, a nivel de concienciación, la visibilidad de personas famosas que viven con VIH.
— Es fundamental. El otro día hablaba de lo importante que sería que el test se lo hicieran personas famosas. Yo puedo presentar libros o dar entrevistas en diarios, pero mi altavoz es reducido, llega a un entorno limitado, pero si lo hiciera David Bisbal antes de entrar en un concierto, en el que uno se pudiera hacer el test, sería algo que concienciaría a la población.

Sin embargo, muchas veces sucede que algunas personas o sus familias, por miedo al estigma, ocultan la causa de la muerte.
— Las personas que han muerto de sida no han muerto de otra cosa. No poder ser visible en la muerte es tremendo. Muchas veces, las familias borran la historia de esa persona, que pasa a morir de otra cosa. Por eso se reivindicó la unión civil, para que el viudo no quedara desamparado. Se borraba la memoria del amor de dos personas, de ese compromiso compartido y de su lucha.

El mundo del activismo cambió mucho desde La Radical Gai o LSD (Lesbianas Sin Duda). Se vive un activismo diferente, ¿no es así?
— Una cosa eran los 80 y otra el 2024. El activismo siempre tiene que estar latente, pero es cierto que algunos se han oficializado. No soy un activista complaciente con los poderes, pero hay algunos que pasan a ser aliados. Eso permite la construcción de mejores políticas sociales, como el matrimonio igualitario. El activismo siempre tiene que estar ahí para exigir, ya que quien sabe la agenda es el propio activista. Pueden existir alianzas si los gobiernos tienen predisposición, algo que no ocurría en la época de Reagan o Tatcher.

Hablando de las políticas de Reagan y Tatcher, usted es de origen argentino. ¿Cómo ve los recortes de Milei?
— El año que viene, ese señor recortará el presupuesto del Ministerio de Salud dedicado al VIH y las ITS un 75 por ciento. Eso quiere decir que el año que viene habrá serios problemas con la medicación. No existe mesa en la que se pueda dialogar con ese personaje. Ahora mismo un activista en Argentina tiene que volver a salir a las calles. Las políticas del trumpismo son peores de las de Reagan.

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