Se acerca Navidad y, con ella, la temporada por excelencia de las historias de amor. A menudo, son relatos que alimentan fantasías y que poco tienen que ver con la realidad o, por otra parte, que pasan de puntillas sobre temas tan necesarios como la denuncia de las violencias que sufren las mujeres por culpa del sistema patriarcal. Sobre estos asuntos, centrados en la literatura, ha charlado este viernes por la tarde la escritora Emma Zafón (Llucena, 1987) en la Biblioteca Can Sales de Palma, como parte de la campaña del 25-N, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. La conferencia repasó una gran variedad de obras, como Memorial Drive, de la norteamericana Natasha Trethewey, «una narración en primera persona de la hija de una mujer asesinada por su pareja» o La casa del padre, de Karmele Jaio, ambientada en el País Vasco, que refleja un «paisaje común de la generación de nuestros abuelos, con un hombre que trabaja en la industria y la mujer, sin ingresos propios, recluida en el hogar».
Precisamente, la autora valenciana publicó el año pasado la novela Casada i callada (Empúries, 2023), en la que refleja la opresión que puede ser el matrimonio como institución y las violencias que se suceden en él. La protagonista es una mujer que, además, tiene que enfrentarse a esa opresión desde un pueblo pequeño, donde todo el mundo se conoce y las expectativas son muy claras: casarse y tener hijos. «Considero que este sistema patriarcal de desigualdad entre hombres y mujeres tiene su origen en este tipo de instituciones. Y cualquier estructura que contemple una unión de estas características implica, en menor o mayor medida, un abuso o una explotación hacia la mujer», afirma Zafón.
Asimismo, la escritora insiste en que «debemos ser realistas: tenemos que entender que la gente se enamora y tiene relaciones, pero en el ámbito laboral no tenemos los mismos derechos, tampoco los retributivos». Además, a nivel doméstico, continúa, «se nos ha vendido el cuento de la corresponsabilidad, que yo no me creo». «En mi generación millenial hay una especie de fantasía del hombre corresponsable que se ocupa del mitad de la carga de las labores del hogar, sin quejarse y sin necesidad de explicaciones. No me lo creo. El hombre corresponsable es un animal mitológico que es fruto de nuestra propia fantasía del amor romántico», recalca.
En este contexto, Zafón ahonda en la problemática de ser soltera e ir a contracorriente. «A nivel social te hacen creer que, si estás soltera a partir de cierta edad, es que tienes un problema, que hay algo extraño en ti o que no aguantas nada», lamenta. «Tengo la sensación que cuando tenía 26 años había muchos discursos sobre el poliamor; pero, a partir de los 30, es al revés. Tengo 37 y desde que entré en esta década vivo en un bucle sobre la maternidad. Ahora estoy en un momento más relajado, porque me he esforzado en hacer terapia para no martirizarme. Pero es cierto que hace una década que una parte de la generación que presumía de ser outsider ha terminado siguiendo los mismos pasos que sus padres: monogamia, hipoteca, unión matrimonial o del tipo que sea, hijos... Y eso es más duro si vienes de un pueblo, donde la vida privada trasciende», razona.