El cine español no puede entenderse sin Luis García Berlanga. El director valenciano tiene algunas de las más importantes cintas hechas en nuestro país y tan marcada es su huella en la cultura patria que incluso logró lo más difícil: traspasar la barrera del nombre para ser adjetivo. De ahí, al igual que se puede decir kafkiano o lovecraftiano, algo es berlanguiano. Y berlanguiana fue la noche de ayer en el Castillo de San Carlos, emplazamiento de lujo para acoger el homenaje al director y a una de sus cintas cumbre: La vaquilla.
La mordaz reflexión sobre la Guerra Civil se revivió ayer con la proyección de la que fuera en su momento la película más cara de la historia del cine español y que cumple este 2024 nada menos que 40 años. Un buen «cumpleaños», como destacaron los presentadores del acto Iván Ros y Marta Garau. Son los mismos años que hace que Juan Carlos Caro se inició en el mundo del cine como profesional. Y es que el productor, afincado en Mallorca y promotor del evento de ayer, inició su carrera precisamente con Berlanga y en La vaquilla.
Para sacar adelante este homenaje, Caro contó con la colaboración máxima de la Comandancia General de Balears, al ceder el Castillo para albergar el acto, además del apoyo de instituciones como el Ajuntament de Palma y el Consell de Mallorca, entre varias otras entidades. Algunos representantes públicos como Jaume Bauzà, consejero de Turisme, Cultura i Esports del Govern; Antonia Roca, vicepresidenta de Cultura del Consell de Mallorca; y Jaime Martínez, alcalde de Palma; entre otros
No estuvieron solos, ni mucho menos. Con ellos se ubicaban los hijos del propio Berlanga, Fernando y José Luis, además de los protagonistas del filme como Guillermo Montesinos, Carlos Tristancho, Juanjo Puigcorbé, Ana Gracia y la directora de producción Marisol Carnicero, que no quisieron perderse la ocasión que les reclamaba. También debían ser de la partida José Sacristán y Violeta Cela, pero no pudieron asistir finalmente.
Con un ambiente fresco, el acto comenzó cuando los presentadores introdujeron a Fernando Gracia, Comandante General de Baleares, quien inauguró los parlamentos. Dijo que no dudó en apoyar a Caro con su iniciativa. Tras él, le siguieron los actores del filme, su productora y los propios hijos de Berlanga. Todos ellos alabaron la figura del cineasta y de cómo, desde la comedia, era capaz de «captar nuestra inocencia y mezquindad», como señaló Gracia. Puigcorbé, por su parte, le calificó de «genio», mientras que Tristancho comentó que «Berlanga hizo obras inmortales y nosotros tuvimos la suerte de participar e algunas de ellas».
Por su parte, José Luis, el hijo del director, tomó el micrófono para destacar la habilidad de su padre «retratar más que a España a los españoles» e hizo un alegato frente a «las ideologías que nos llevan a los extremismos», deseando «que esta película sirva para alimentar» lo contrario.
El preludio inmediato a la producción del filme fue uno de los momentos álgidos de la velada cuando la banda militar de la Comandancia General interpretó en directo el Pasodoble de La vaquilla, una de las míticas piezas compuesta por Miguel Asins Arbó que suenan en la película. El público, en pie de manera general, escuchó solemnemente la actuación que se llevó a cabo con regia y castrense habilidad. Tras el último acorde, por fin, era La vaquilla quien tomaba el protagonismo al aparecer en pantalla.
La banda militar no fue la única en ‘dar la nota’, ya que el momento estelar estuvo reservado a Jaime Anglada y Joan Valent que, junto a la banda Lost in Translation, interpretaron en directo La hija de Juan Simón, tema que suena en la escena final del filme, mientras este todavía se estaba proyectando en la pantalla para sorpresa de los espectadores que recibieron de esta manera el broche en el homenaje a una de las grandes cintas del cine español, La vaquilla, que ayer sirvió como excusa para rendir tributo a un grande: Luis García Berlanga.