La Fundació Miró Mallorca se suma a la Nit de l’Art de manera oficial gracias a la colaboración del Ajuntament de Palma y al impulso del equipo del centro cultural, capitaneado desde hace cuatro meses por Antònia Maria Perelló Ferrer, que ayer hizo de anfitriona de los artistas que formarán parte de la programación pensada para la cita convocada por Art Palma Contemporani que tendrá lugar este sábado. Se trata de Max de Esteban, Laia Ventayol junto a la comisaria Aina Pomar, además de la presencia del propio Joan Miró y su ‘invitado’, Alexander Calder, con el que dialoga en el Espai Cúbic a través de la superposición de obras de ambos artistas. La inauguración será mañana y contará con una conversación entre De Esteban y el filósofo Josep Ramoneda.
Así pues, los protagonistas artísticos estuvieron acompañados por el regidor de Cultura de Cort, Javier Bonet, además del coordinador general d’Arts Visuals del Ajuntament de Palma, Fernando Gómez de la Cuesta. Como señalamos, la nueva directora de la Miró fue la encargada de dar las primeras pinceladas de lo que será la propuesta del centro para la Nit de l’Art además de hacer extensible lo explicado a lo que se ha llevado a cabo en estos «intensos y sorprendentes cuatro meses» de trabajo.
Por ejemplo, la gran muestra Miró. 1983, que repasa la última etapa del genio catalán, se mantiene y se podrá visitar y a ella se le une la comparativa entre el propio Miró y Calder, amigos y colegas que intercambiaron durante décadas correspondencia y compartieron inquietudes, formas y temáticas artísticas. Patricia Juncosa, jefa del departamento de investigación de la Miró, fue quien dio los detalles de esta muestra que ocupa el Espai Cúbic y que reúne decenas de obras de ambos artistas.
Juncosa indicó que uno de los objetivos de este espacio será el de «juntar a Miró con artistas con los que tuvo conexión», de manera que sirvan las exposiciones como si fueran invitaciones del propio Miró a otros creadores con los que dialogar. En el caso de Calder, cuya amistad se remonta a 1928, la retrospectiva se nutre de cuatro grandes etapas, una por encuentro, que va de los años 30, a los 40, finales de los 40 e inicios de los 50, y los años 70.
Así pues, desde un libro ilustrado, a pinturas pasando por las esculturas de Calder, que son «las materializaciones de las abstracciones de Miró», tal y como las describió la propia Juncosa, la muestra permite un recorrido por dos mentes a través de sus obras y también facilita observar cómo creaban y pensaban en paralelo durante etapas de sus vidas a pesar de no saber lo que el otro estaba haciendo como cuando coincidieron en la exploración de las constelaciones.
De cada uno de estos periodos hay obras significativas y características que sirven no solo para ubicar a cada uno espacialmente, sino también a lo largo de sus respectivas trayectorias individuales con sus correspondientes nexos de unión ya sean temáticos o estilísticos.
Por otro lado, Max de Esteban (Barcelona, 1959), presenta Extinció, una recopilación de cinco vídeos que forman parte del proyecto más amplio Estètica de la extinció, en los cuales el catalán estudia «las infraestructuras del capitalismo contemporáneo» preguntándose por las que «darán carácter al siglo XXI».
Así pues, los vídeos, que pueden verse en el auditorio de la Miró, un espacio que se recupera así para las propuestas y se mantendrá de esta manera a partir de ahora. Así, las cinco propuestas de De Esteban van desde un primer vídeo en el que ha entrevistado a corredores de bolsa de Wall Street; un segundo sobre la Inteligencia Artificial; un tercero sobre la fiscalidad como condicionante para la vida y sus formas de expresión; un cuarto sobre ingeniería genética y los dilemas, «mayores que los de la IA», que plantea; y, finalmente, un quinto vídeo sobre el uso de sistemas de vigilancia.
Por último, Laia Ventayol (Artà, 1984) presentó Ecotró, proyecto realizado con el comisariado de Aina Pomar, quien recientemente fue presentada como una de las comisarias de la nueva temporada de Es Baluard. Ventayol conforma su muestra de vídeo y esculturas en el Espai Zero que van acompañadas de cerámicas, flores y tejidos. Todos reflejan su estancia en Corea del Sur, donde la artanenca pudo conocer y explorar la técnica de apnea sumbisori que utilizan las haenyeos, comunidades de mujeres de este país que son buceadoras que transmiten de generación en generación.
Ventayol explicó su tiempo en Corea, así como las vicisitudes que tuvo que afrontar para poder acercarse a esta comunidad y entrar en contacto con estas mujeres. Pudo conocer el silbido agudo que realizan al salir del agua al exhalar rápidamente el dióxido de carbono acumulado e inhalar el oxígeno. Este sonido es de una frecuencia tan alta que las otras buceadoras pueden escucharlo a través del agua y saber si las demás se encuentran bien.
El sentido de comunidad, el cuidado de grupo, y la relación entre el cuerpo y sus límites con la naturaleza son partes esenciales del trabajo que Ventayol ha realizado. El equilibrio es otro concepto muy a tener en cuenta en esta iniciativa ya que hace referencia no solo al tira y afloja de ella con estas mujeres, su acercamiento y recogimiento jugando con los momentos idóneos para comunicarse con estas mujeres y los momentos en los que debía retirarse. Así, las piezas reflejan de manera clara y obvia este vaivén que también puede hacer referencia a las mismas aguas en las que bucean y la inhalación y exhalación de aire.
Semana grande
Por su parte, Bonet habló de la «semana grande» de la cultura en Palma en referencia a la Nit de l’Art y las múltiples propuestas que se están condensando para la ocasión. A su vez, Bonet quiso recordar la adhesiones de Can Balaguer, a través del arte de Mar Guerrero y Cristina Vinyals, y el Casal Solleric, con Cecilia Paredes y Concha Jerez. A todo ello se suma sa Llonja con el arte de Jaume Plensa, coordinado desde Cort. Bonet insistió en «dar las gracias» a Art Palma Contemporani por el trabajo que realizan desde hace tanto tiempo con esta actividad que cumple 28 años este 2024 y metió presión –sana– a la nueva directora de la Miró al indicarle las ganas de «tener una gran exposición de Calder en la Fundació Miró».