La escritora y librera Lucia Pietrelli ha abierto este viernes por la tarde la 42 edición de la Fira del Llibre de Palma en el Passeig del Born de Palma, donde permanecerá hasta el 9 de junio. El programa, que en esta convocatoria tiene por lema ‘Menys algortimes, més llibreters', ha arrancado precisamente con el alegato de Miquel Ferrer, presidente del Gremi de Llibreters, en contra de «gigantes de internet que pisan los derechos de los trabajadores prometiendo entregar un libro en dos horas» y a favor de la «humanización» de su profesión, que se ha tenido que adaptar a tantas crisis.
Después, justo antes del emotivo pregón de Pietrelli, el cantautor Joan Miquel Oliver -por cierto también escritor y librero durante cuatro años en Quart Creixent- reconocía que «los robots y los astronautas son mi tema» y cantaba a la tecnología desde su particular universo onírico y fantasioso. Acto seguido, la autora de las celebradas novela Lítica y Deimos –uno de los títulos más vendidos el pasado Sant Jordi–, pronunció un discurso dedicado a ensalzar «la fuerza y el encanto de las palabras», citando a Perejaume, pero con un fuerte componente íntimo.
Pietrelli ha asegurado que «la lectura es bressol [cuna]», pero también una «bofetada» que surge de la necesidad de ir más allá de «la magia del mundo real» porque los lectores, como los niños pequeños, están hambrientos de preguntas y curiosidad. Por eso, razonó, «estos días nos saldrán tentáculos y alas mientras, vistos desde fuera, tan solo parecerá que leemos tranquilos por el Born, nada más». Y, sin embargo, la autora ha querido desmentir la creencia de que los libros siempre están ahí: «Recuerdo dos grandes traiciones por parte de los libros, que ya les he perdonado pero no he olvidado: cuando nació mi hija y cuando murió mi padre».
En este sentido, la autora ha confesado que «hay momentos en los que la cabeza rechaza estar en cualquier lugar, por eso también rechaza la lectura». De esta manera, reconoció que «los libros no siempre están ahí, eso es mentira, pero cuando sí están, son un estallido portentoso de otro mundo que todo lo revienta». «Hay dos misterios, el nacimiento y la muerte, y todo lo demás es, por suerte, literatura».
Asimismo, Pietrelli ha recordado su llegada a la Isla desde su Italia natal, cuando, por suerte, «arraigué dentro de una lengua, la catalana, la lengua que ahora tiene que hacerse verde para ser respetada». «Sin lengua no habría historia», sentenció. Finalmente, al recordar las virtudes que Italo Calvino deseaba que la literatura nunca perdiera, ha aprovechado para denunciar que Mallorca «es una isla masificada, que hace una rima barata, pero necesaria, con isla amenazada».