Se formó en arte islámico en la Universidad Americana de El Cairo, desfiló para Issey Miyake, Yamamoto, Valentino, Yves Saint Laurent o Paco Rabanne, sin haber cumplido los 20 años colabora con Miró; en los 80 se traslada a Nueva York y forma parte de la Galería Byzantium en el Soho, donde conoce a la orfebre Luna Félix y decide centrar su carrera en técnicas antiguas que usaban los etruscos 500 años a.C. Estos son solo algunos datos de la intensa vida y trayectoria de Luisa del Valle (Palma, 1953), que bien merecía un documental. No es de extrañar, pues, que alguien decidiera poner en marcha uno. Se trata de Nekane Aramburu, quien fuera la directora de Es Baluard entre 2013 y 2019. La película está en estos momentos en la fase final de montaje y tiene título inglés: Labyrinth of Threads. La cinta está producida por Joan Bover –nominado al Goya en dos ocasiones por los cortometrajes Kyoko y Ulisses, en 2019 y 2021 respectivamente– y es una coproducción con IB3 con la colaboración de la Fundació Mallorca Turisme y el Arxiu del So i de la Imatge. Completan el equipo Toni Payeras (dirección de fotografía), Rubén Pérez (sonido), Miquel Àngel Torres (diseño gráfico), Adolf Alcanyiz (edición) y Llorenç Ramis (documentación).
Aramburu conoció a Luisa del Valle a través de la artista Vesna Mimica en torno al año 2017. El primer contacto con Del Valle fue, de hecho, con el programa Diseño e Innovación en las Islas Baleares que Aramburu impulsó en ese momento. «Dio la casualidad de que ella tenía su taller en Santa Creu, muy cerca del museo, y nos fuimos conociendo más y más. Me di cuenta de que su carrera iba más allá de su labor como diseñadora; descubrí que, por ejemplo, había trabajado con Joan Miró y precisamente fue la persona que puso en marcha la representación de Mori el Merma en el Teatre Principal de Palma [1978]. Además, trabajó en la galería 4 Gats, promovida por Fernando Cano y Ángel Juncosa. A partir de ahí fui comprendiendo su evolución y su biografía, a nivel del mundo del arte, porque tiene muchos vínculos como creadora», recuerda.
Cuando finalizó su etapa en Es Baluard, en 2019, fue cuando decidió hacer el documental junto a Bover. Con todo, Aramburu puntualiza que «no es un documental al uso, sino que tiene tres voces relatoras: ella en primera persona, yo misma y otra que está basada en una persona real pero que está ficcionada». A su vez, señala que hay muchas entrevistas a personas de su entorno y del mundo de la cultura que han ayudado a construir la historia, como el periodista Javier Martín Domínguez, que en esa época trabajaba en Nueva York. «Tenía muchas cintas, pero se perdieron. Menos mal que conserva una buena memoria. Nos recordó, por ejemplo, que el loft que aparece en la película La línea del cielo era donde vivía Luisa. Es decir, los focos del experimento audiovisual son tres relatores, pero hay aportaciones de muchos testimonios. Es un lenguaje muy contemporáneo e innovador que sigue la línea de transmisión basada en el concepto de ensayo documental», matiza.
En cuanto al material, la directora –y también guionista de la cinta–, lamenta que «hay una gran parte, especialmente la primera etapa de la carrera de Luisa, que llega hasta los años 2000, de la que no disponemos de material de archivo, por lo que el documentalista [Llorenç Ramis] ha tenido que llevar a cabo un buen trabajo». «De joven desfiló para grandes modistos, pero no hay nada; tampoco de su etapa como estudiante en Londres o Barcelona... Es una mujer culturalmente y artísticamente relevante, pero no está reconocida como tantas otras y necesita también una visión que vaya más allá de los estereotipos», destaca. En este sentido, la define como «una persona muy culta, muy volcada a una recuperación de procesos artísticos que están desapareciendo y también con un fuerte carácter espiritual».
Respecto a las localizaciones, Mallorca tiene bastante peso y aparecen S'Estaca, Cala Rajada y la Fundación Bartolomé March, además de su taller en Santa Creu. «Quería empoderar el paisaje de la Isla y las raíces mallorquinas de Luisa, pues ella siempre ha dicho que aquí hay una luz muy especial», razona. Además, «hemos conseguido imágenes a través de la tecnología de Santa Bárbara, en California, y la zona del Soho de Nueva York, donde vivió, así como ubicaciones de sus amigos norteamericanos, en Madrid y Barcelona».