The Human League cantaban que ‘la vida mata'. Y si cambiamos las calles de su Sheffield natal por las de Granada, donde ha establecido su cuartel general el líder de Neuman, una realidad menos cruda nos llevaría a afirmar que la vida aprieta, pero no ahoga. Porque tras sufrir un susto y frenar por prescripción médica, a Paco Román no lo quedó otra que apretar los dientes, levantar la cabeza y poner el cuenta kilómetros a cero. De esa experiencia nacía Crashpad (2017), un trabajo que rebosaba la luz que siempre ha faltado en sus discos anteriores. Este año están de vuelta con nuevo disco, Waterhole, lo presentan en el marco de las Mallorca Live Nights este viernes, a las 22.00 horas, en la sala Es Gremi.
Detallista, cálido y con gran capacidad emotiva. Así es el ‘pozo de agua' (Waterhole) de Neuman, una nueva reseña en el cuaderno de bitácora de esta banda capaz de aunar popularidad y credibilidad a la que el reconocimiento le llegó tarde. Y es que, por edad, este caballero de negro que vaga por las tablas compartiendo sus letanías de aliento épico, bien podría pasar por un desnortado hijo de la Generación X. Pero los titubeos descriptivos palidecen cuando agarra el micrófono y nos apuñala con versos desolados y repletos de nostalgia.
Verle desgañitándose constituye una de las experiencias escénicas más transformadoras que, dentro de un reducido orden de bandas nacionales, podemos presenciar. Escuchar el martilleo de Turn it, de su LP If; o la melodía ‘roy orbisoniana' de New Year, del reciente Waterhole, le cambia la perspectiva a cualquiera.
Con ecos a Deerhunter y Slowdive, Neuman desarrolla andanadas eléctricas directas e hirientes que, desde su atalaya shoegaze, destilan el discreto encanto de esta banda incrustada entre la clase media festivalera, a la que merecería liderar.