Editorial Turner acaba de lanzar Guillem Nadal. Al ras, una publicación fruto del diálogo sobre la insularidad entre el mallorquín y el ensayista cubano Iván de la Nuez. El texto del comisario y crítico de arte vertebra este volumen en el que «las imágenes desordenadas, pues no hay un ánimo cronológico ni monográfico, se imbrican con él». De la Nuez parte de varios conceptos para explicar el arte de Nadal: insularidad, naufragio, intemperie, calaveras, cerebros. Denomina al artista como un «cartógrafo de la intemperie» y «creador de nuevos mapas».
Y es que Nadal realiza a menudo sus obras con objetos encontrados de la naturaleza como ramas o maderas, que sitúa «al ras» para que la intemperie las transforme y provoque su efecto sobre ellas. «Es la naturaleza la que cae sobre las obras», quien las interviene y modifica, lo que las convierte en un arte a merced del clima, y que marca el tempo de la obra», detallan. En un movimiento contrario al land art, Nadal introduce la naturaleza en los espacios museísticos: «Es la escultura de Nadal la que entra en el campo cerrado, el cubo blanco, el museo, la galería, el salón de una casa de verano».
El artista emplea varios materiales y técnicas en sus obras. Para la escultura, utiliza el yeso, la madera o el bronce, que en ocasiones mezcla entre sí o con otros materiales como la arena. Cabe destacar la aplicación del fuego sobre sus telas y papeles, soportes de su pintura matérica. El libro incluye dibujos preparatorios de sus esculturas –algunas casi instalaciones– y de sus cuadros.
Tras dos exposiciones en 2022 en la Galería Álvaro Alcázar de Madrid con Proyecto para una isla y en la Galería Pelaires de Palma con De sal y ceniza, en este proyecto editorial se recogen las últimas series de la obra de Nadal.