Está considerado uno de los mejores intérpretes de guitarra clásica y, de hecho, es uno de los máximos exponentes de música contemporánea en este instrumento; pero antes de llegar a lo más alto y ganarse el reconocimiento internacional, el mallorquín Gabriel Estarellas (Palma, 1952) debutó con tan solo 17 años con la que hoy en día conocemos como Orquestra Simfònica de les Illes Balears (OSIB). Este jueves, muchas décadas más tarde, se volverán a encontrar en el Teatre Principal de Palma.
Será con un concierto en homenaje a la figura de este músico y compositor. Y será una velada especial por muchos motivos: se estrenará una obra de su autoría, el Concert del retorn, que será interpretada por el que fuera su alumno, Antoni Perelló, y lo dirigirá su hijo, el maestro y violinista Gabriel Estarellas Pascual, para quien será «todo un honor y un privilegio» llevar la batuta de esta ocasión que arrancará a las 20.00 horas con prácticamente todas las entradas ya vendidas.
Gabriel Estarellas se muestra «muy ilusionado» con este homenaje, que recibe «de una manera muy entrañable, porque con la Simfònica tengo una vinculación profesional muy importante, pues el otro día pensaba que he tocado con las tres formaciones de la Orquestra a lo largo de su historia». «He viajado por todo el mundo y actuado junto a las más grandes orquestas, pero cuando venía a Mallorca, porque he residido muchísimos años en Madrid, siempre la he sentido como mía».
Retorno
También es muy «significativa» la obra de Estarellas que se estrenará esta noche, el Concert del retorn. Responde, precisamente, al hecho de que el guitarrista regresó de Madrid, «tras 35 años residiendo allí, para instalarme en Inca», cuenta. Eso no significa que haya dejado de dedicarse en cuerpo y alma a su oficio, «en estos momentos estoy más centrado en la composición, pero también hay que estar en forma con el instrumento, eso requiere un trabajo diario, al igual que componer, y esta obra que se estrena mañana [por hoy] fue la primera que compuse tras mi regreso a Mallorca, a mi tierra, eso fue lo que me inspiró, la ilusión del retorno a mi isla».
Mientras, para el hijo del prestigioso guitarrista, el violinista y director de orquesta Gabriel Estarellas Pascual, llevar la batuta de este concierto es «todo un honor y un privilegio». «Este homenaje a mi padre me parece una iniciativa fantástica, creo que tarde o temprano tenía que pasar tras tantas colaboraciones de mi padre con la Simfònica». En este sentido, el director de orquesta, que reside en Suiza, donde ha desarrollado su faceta profesional y personal junto a su familia, también guarda emotivos lazos con la Orquestra. «Recuerdo ir desde muy pequeño a verla tocar, por ejemplo, en los conciertos de verano en Bellver, en la temporada de ópera en el Principal de Palma, recuerdo títulos como Don Carlo o La Flauta Mágica, así que he tenido la ocasión de escucharla muchas veces», recuerda con nostalgia.
Sobre el hecho de dirigir el homenaje a su padre, Estarellas Pascual lo afronta «como uno más, aunque evidentemente me hace una ilusión especial por las circunstancias, pero cada uno de los conciertos que he dirigido requiere la misma preparación, quieres hacerlo muy bien y que todo salga perfecto».
Pasión
El también violinista heredó de su progenitor la pasión por la música: «Me ha guiado mucho sobre todo lo que tenía que hacer, pero al mismo tiempo siempre me ha dado muchísima libertad, no me ha forzado en nada, no me ha dicho ‘tienes que hacer esto o lo otro', y eso lo agradezco, he tenido un margen para poder tomar mis propias decisiones», relata. Quizá por eso «escogí hacer mi carrera fuera de la Isla, en Suiza, donde todo lo que tengo me lo he ganado con mi trabajo, allí no soy el ‘hijo de'», remata.
La noche de este jueves, en el Principal, padre e hijo vivirán una velada muy «especial», el segundo sobre el escenario y el primero desde la platea. «Es muy bonito el hecho de dirigir un concierto cuando sabes que tu padre te está observando, es un orgullo», concluye Estarellas Pascual.