Las Converses Literàries de Formentor, itinerantes desde que se iniciaran las obras del Hotel Formentor, cerraron ayer una edición que, en esta ocasión, se ha desarrollado en el Royal Hideaway Hotel de Canfranc (Huesca). El establecimiento está ubicado en los límites de Aragón con Francia, en la antigua y grandiosa estación ferroviaria, remodelada después de medio siglo de abandono.
El lema Cíborgs, androides y humanoides de este año provocó dos reacciones en la mayoría de la cuarentena de participantes en las jornadas: recuperar referencias literarias clásicas para entender los nuevos paradigmas tecnológicos y, por otra parte, acotar sus límites éticos, morales y legales. En ese contexto, las disquisiciones sobre inteligencia artificial y la robótica tuvieron un lugar preferente.
Agustín Fernández Mallo, que tomó algunas ideas de su libro La forma de la multitud (Galaxia Gutenberg, 2023), provocó al público con una comparación: «la religión es la primera Inteligencia Artificial, porque le pedimos que nos resuelva problemas que los humanos no sabemos resolver y la pretensión de crear algo nuevo que nos supere y domine». El físico y escritor coruñés precisó que «el gran problema de la Inteligencia Artificial no es que nos suplante, sino que cobre estatuto humano y se convierta en un objeto de derecho».
Marta Sanz advirtió de la tendencia a «la robotización del humano y la humanización del robot», mientras que Marta San Miguel comentó «las consecuencias del tiempo que los niños pasan delante de las pantallas y el papel domador de estas». En su condición de escritor, el embajador español en Atenas, Carles Casajuana, habló de 1984 de George Orwell.
La física Sonia Contera apuntó que «se necesitan palabras para organizar realidades, pero también ruido e intuición», y sorprendió al avisar que «el Chat GPT usa tanta energía que ya no puede crecer más, la termodinámica nos va devolver a lo analógico». Basilio Baltasar, presidente de la Fundación Formentor, manifestó que «la ingeniería tecnológica tiene el derecho y el deber de llevar a cabo todas sus ocurrencias».
Una treintena de mallorquines se desplazó como público a Canfranc, entre los que estaban el galerista Joan Guaita, la periodista Lourdes Durán o la librera Ramona Pérez Santiago. Tampoco faltó a la cita Silvia Lemus, viuda del escritor Carlos Fuentes.