Durante la carrera de Comunicación Audiovisual en Navarra, a Joan Oliver Nadal (Palma, 2000) no le dejaban de repetir que la línea que separa realidad y ficción es muy difusa. Luego, encima tuvo a un profesor al que le encantaba la literatura: Balzac, Cumbres borrascosas. «Venía a clase como si hubiera salido de un libro», asegura. No es de extrañar, pues, que su primer cortometraje, Off the Page cuente la historia de un hombre que descubre que es el protagonista de una novela. Ahora, ese filme de veinte minutos que escribió junto a Diego Gómez como trabajo de fin de grado ha ganado un premio en el festival Los Angeles Cinematography AWARDS (LACA).
Ese hombre es Phil y está devastado después de recibir la peor noticia posible su mujer, que morirá en pocas horas. Sin embargo, todo cambia cuando se da cuenta de que vive dentro de una novela y que él es el protagonista. Ahí empezará una odisea para encontrar al autor y conseguir salvar a su esposa. Pero el autor se lo impedirá, escribiendo obstáculos para detenerlo.
Así las cosas, Off the Page invita a reflexionar no solamente sobre los límites entre realidad y ficción, sino quién controla qué. «A veces uno piensa que hay cosas que no parecen reales, que es como si alguien lo hubiera escrito; nos sentimos manipulados, como títeres», plantea Oliver.
Lo interesante, continúa, es que ese «ser o ente que nos controla no es un señor que está entre las nubes con almas celestiales, sino que es un hombre que está en su casa, en bata y fumando». Al final, el cortometraje refleja una lucha por el poder. ¿Quién tiene razón, el escritor o Phil? «Ambos sufren igual por la misma mujer, además. Así que, ¿quién tiene más derecho? Por eso el corto termina con un final abierto. ¿Se soluciona la pelea? ¿Alguien gana?», plantea Oliver.
El premio que han cosechado es de un certamen mensual de Los Ángeles que los califica para la segunda fase, que en ese caso si les llevaría físicamente al Teatro Dolby. «Todavía queda mucho por delante y quién sabe lo que pasará», reconoce, a la vez que añade: «No te tienes que tomarte la vida tan en serio. Hoy en día se habla mucho de la ansiedad y es verdad que hay una locura colectiva. Tampoco tienes que tomarte el cine tan en serio, porque eso asusta. Para dirigir, de hecho, has de engañar mucho a la gente. El director es quien interpreta más a un personaje», asegura Oliver.