Busco palabras que me sirvan para reflejar la infinita tristeza que oprime mi corazón por tu ausencia. La mas importante que podría invocar es «amistad» pero no abarca en su plenitud el sentimiento y el sano afecto que siempre he tenido por ti. La muerte, no por esperada que era en ti, en estos últimos años de dolor «deseada» -ha enviado puntual al barquero cuando, seguramente, tu con mas firmeza la has invocado.
Contigo se van maravillosos recuerdos, amores, éxitos de todo tipo y una serie de familiares y compañeros que tanto se involucraron en tu densa vida privada y profesional. Estuviste en mi boda y yo en la tuya. Apadrinaste a mi primer hijo y yo al tuyo. Eso es casi ser de la familia.
Y durante todo ese tiempo tu trayectoria como artista y músico fue dimensionándose hasta alcanzar cotas de fama y prestigio como integrante del querido grupo, Los Javaloyas. Y también como destacado miembro de la Sinfónica de Palma.
En verdad te ganaste la vida cantando melodías y baladas pero tu satisfacción se colmaba cuando tocabas tu viejo y cuidado violín. Hoy los muchos que sentimos la pena de tu fallecimiento, también notamos el dolor de saber que no volveremos a mantener contigo interminables charlas sobre música, literatura…y la vida. Y, a mi personalmente, me va costar mucho transitar de tu ausencia a mis asuntos.
Por tu bondad, profesionalidad y amor a tu pueblo, Son Servera, tuvieron el gesto de dedicarte una placa que luce en la esquina de la calle en la que viviste tu infancia Siempre te recordaremos por las canciones dedicadas a Mallorca, a los sentimientos, al amor a sus paisajes y a la « mare» que, seguro estará esperándote en algún lugar con los brazos abiertos para dedicarte una nana mientras tu la miras a los ojos y la escuchas con embeleso.
«Vos miraba embadalit,
quant me cantáveu, ma mare.
Desitjant no ésser petit
per festejar-vos com ara»