El hormigón remite a algo frío y muy pesado, sin gracia, gris. Por eso Jaume Vadell (Palma, 1993) ha elegido esa palabra para su primer cómic oficial en una editorial, La Granja. Este mediodía, a las 12.00 horas, presentará Hormigón en la librería Rata Corner de Palma junto a Saskia Vallori.
A Clara, la protagonista de la historia, la ansiedad le transforma el cuerpo de tal modo que hace que se deforme hasta, literalmente, explotar. A raíz del estallido, se queda en estado líquido, transparente como el agua, lo que permitirá descubrir la intimidad de las personas de su alrededor y de la percepción que tienen de su estado emocional.
Hormigón surge de la propia vivencia de Vadell, que padeció ansiedad durante cinco años, cuando vivía en Barcelona y estudiaba Bellas Artes en la universidad, y que incluso le hizo acabar en el hospital. «Tenía ataques de pánico muy fuertes, estuve medicado todo ese tiempo. Cuando por fin empecé a remontar estalló la pandemia y ahí fue cuando me puse a hacer el cómic», recuerda el autor, que es uno de los impulsores de la feria de autoedición Mallorzines, que se celebra a finales de octubre y principios de noviembre.
«En esa época no había tantas películas o novelas gráficas que trataran sobre salud mental. O, al menos, yo no encontré nada parecido. Miré algunos vídeos y me suena que había un hombre que decía que se sentía como si tuviera la cabeza llena de barro. Le di muchas vueltas a esa capacidad de moldear y de endurecerse y al final di con el hormigón como símbolo. Me interesaba también como material de textura arenosa, algo que he intentado reflejar en los dibujos y en el propio libro», detalla.
Ante esa falta de referentes, Vadell consideró que sería «una buena idea» compartir su experiencia. «Así, alguien que hubiera pasado por algo similar podría sentirse acompañado. El mensaje para mí es que de esto se sale, aunque hay que trabajarlo mucho y tener paciencia. Cuando lo sufría, yo también lo pensaba: ‘Si tengo paciencia, esto también pasará'. Por otra parte, es importante el hecho de que es bueno pedir ayuda», cuenta.
Sin embargo, el autor decidió retratar su vivencia a través de un personaje que no fuera él mismo. En este sentido, Hormigón es una autoficción gráfica. «Quería sentirme libre, no tener que dar detalles de mi vida y de mi entorno. Además, hay ciertos detalles que no se corresponden con mi caso», señala.
«A Clara le cuesta mucho expresar cómo se siente. Se encierra en sí misma y piensa mucho en ella. Eso está bien porque en parte quiere decir que te tienes en cuenta. Sin embargo, también ayuda el preocuparse por los demás, porque te das cuenta de que también tienen sus problemas. A veces, uno está tan metido en sí mismo que se olvida de eso», matiza.
Lo que sí ha mejorado, apunta, es que ahora se habla muchísimo más de salud mental, «se ha puesto de moda», aunque avisa que «no pretendo ser ningún gurú, simplemente que se lea el cómic como si fuera un cuento, un abrazo».