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El último Miró ‘visita' a Paul Klee en su museo de Berna

El centro dedicado al creador suizo exhibe ‘Nuevos Horizontes', con obras de la última etapa del genio catalán

Vista general de la muestra de Miró en el Centro Paul Klee de Berna (Suiza). | Efe

| | Palma |

El Centro Paul Klee de Berna, la capital suiza, acoge desde este sábado 28 de enero la exposición Nuevos horizontes, dedicada a la última etapa de la obra de Joan Miró y con piezas cedidas por las dos fundaciones que atesoran su obra en Barcelona y Palma, que aporta 17 piezas a esta muestra.
La exhibición reúne más de 70 cuadros, esculturas y otros trabajos realizados por el artista en las últimas décadas de su vida. Las formas más características del imaginario de Miró, como las estrellas, los círculos o las líneas, ocuparán hasta el próximo 7 de mayo las paredes de varias salas en el sinuoso museo bernés, diseñado por el célebre arquitecto italiano Renzo Piano.

La cita será única porque reunirá, por primera vez en una gran exposición, piezas de las dos fundaciones creadas para preservar la obra del artista barcelonés, tanto la Fundació Joan Miró de la Ciudad Condal como la Fundació Pilar i Joan Miró de Mallorca. El director de la institución catalana, Marko Daniel, declaró este jueves sentirse «orgulloso» de esta colaboración y manifestó su esperanza de poder colaborar en el futuro en proyectos tan «especiales» como el de Berna.

En el mismo sentido se pronunció el director de la Fundació de Palma, Francisco Copado, que destacó las raíces mallorquinas del pintor, quien se trasladó en 1956 a la localidad balear de Son Abrines, donde permaneció hasta su muerte, el día de Navidad de 1983. Junto a su esposa Pilar, el genio gozó de su madurez en aquella Mallorca ideal y alejada del turismo, en la que el catalán estableció dos estudios de creación y un taller de grabado y litografía, donde creó la mayoría de los cuadros que ahora forman parte de Nuevos horizontes.

Grueso

El artista pintó el grueso de las 73 obras de la exposición en los 70, después de sus primeros años barceloneses y de su época en París, donde permaneció exiliado durante la Guerra Civil y descubrió una nueva manera de pintar, cercana al surrealismo, junto a su amigo André Masson. Según los organizadores, la técnica de Miró alcanzó la perfección formal en las últimas décadas de su vida, cuando simplificó sus formas hasta límites insospechados sin renunciar nunca a la figuración ni a sus imágenes más célebres: los pájaros, las cabezas, el Sol o la Luna.

Es el caso de Cabeza, pájaro, Mujer frente al Sol I o Mujer y pájaros, que forman parte de la selección mostrada en Berna, junto a otras creaciones más audaces en las que el genio catalán emplea modos artísticos propios del informalismo, como el rasgado, la quema de lienzos o la pintura con las manos.

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