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Alberto Moreno: «Me interesa la ciencia ficción que respeta las leyes de la física»

Alberto Moreno, afincado en Palma, trae a la actualidad el mítico personaje de Flash Gordon con ‘Retroverso. Luz que dejo atrás'

El autor Alberto Moreno, en Palma con su nueva novela. | M. À. Cañellas

| Palma |

Cuando el escritor Alberto Moreno –nacido en Madrid en 1966, pero afincado en Palma desde muy temprana edad– era un crío, las películas de superhéroes y de ciencia ficción eran «cosa de cuatro gatos», no como ahora, que se ha convertido en un «fenómeno global». En el colegio, además, coincidió con el estudioso y coleccionista de cómics Jaume Vaquer y Pedro Torromé, fundador del primer club oficial de Star Wars en España. Todo eso fue, como el propio Moreno reconoce, un bonito «caldo de cultivo» para su pasión por este tipo de historias. Ahora, el autor de las novelas de ciencia ficción La edad del vuelo y Antrópica recupera al mítico personaje George Flash Gordon en su nuevo libro, Retroverso. Luz que dejo atrás, que edita el sello local Dolmen, regentado por el también escritor Vicente García.

«Fue mi padre el que me llevó a conocer a Flash Gordon, que nació en el año 1934 de la mano de Alex Raymond con una serie de tiras en la prensa americana y que rápidamente se popularizó en todo el mundo. A lo largo de los años ha ido cambiando de autores, dibujantes y guionistas y la historia que yo adapto es de una etapa muy concreta, publicada entre los años 1958 y 1959 por Dan Barry», aclara Moreno.

Historia

«El arco argumental de esta historia me parecía tremendo, muy cinematográfico, con muchos escenarios y unos malos malísimos que estaban por encima de la maldad, los extraterrestres del peor universo. Lo que he intentado hacer con esta novela es respetar la historia original, que narrativamente es estupenda, conservando ese halo de magia e ingenuidad, pero con las exigencias científicas y la coherencia interna que debe tener. Llevo toda la vida esperando que alguien lo haga con una película y, como no ha sucedido, pensé que podría hacerlo yo con una novela», cuenta.

Así pues, Moreno insiste en que «del género de la ciencia ficción me interesa sobre todo la literatura y la que está apegada a la realidad científica, que es plausible y coherente, la llamada hard, en la que se respetan las leyes de la física». «Por ejemplo, en el espacio no se puede escuchar el sonido de los cohetes ni las naves pueden derrapar», critica el autor, que precisamente es informático y físico de formación». «Me interesan los clásicos de toda la vida: Arthur Clarke, Philip K. Dick, Stanisław Herman Lem o Ray Bradbury», detalla.

Nostalgia

El mirar al pasado parece que es una tendencia que está al alza y, como el propio Moreno señala, «el retrofuturismo, steampunk y las corrientes literarias de fantasía y ciencia ficción están a la orden del día».

«El futuro del ayer está muy presente en esta novela, esa ambientación de los años 50 con la tecnología y la estética de la época pero contada con ese rigor científico que decía», matiza. Y es que Retroverso. Luz que dejo atrás es también un homenaje a ese universo creado por Raymond y que Barry prosiguió después.

«El título precisamente hace referencia al retrofuturismo que impregna el relato y el subtítulo sugiere esa parte más melodramática, pues la historia en esa época fue rompedora, ya que fue la primera en la que el héroe tiene problemas. El primer Flash Gordon, el de los años 30, era un héroe todopoderoso que se enfrentaba a tiranos y monstruos y salvaba a damiselas en apuros. El que a mí ya me llegó y me atrajo de pequeño es el de los 50, el más humano, el técnico, el astronauta, un hombre de ciencia aventurero», explica.

Sobre si habrá o no segunda parte, Moreno tiene claro que dependerá de «si hay interés en ésta, si no, me lo guardaré para mí en un cajón», aunque tiene en marcha otros proyectos literarios. Lo que es seguro, advierte, es que «no escribiré sobre el coronavirus y todo lo que estamos viviendo ahora, que es en sí mismo una ciencia ficción». «Las novelas sobre pandemias y crisis mundiales eran ficción hasta hace un año y medio. La vida cotidiana, por poco que rasques, ya te da argumentos para cualquier historia», afirma.

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