Mastodonte, la banda del actor Asier Etxeandia y el músico Enrico Barbaro que amenizará el Festival Géiser el 29 de mayo en Son Amar, toca bastantes palos, pero todos están conectados por un electro pop exuberante y sofisticado, con una cierta pátina vintage. Al escucharlos, es imposible no percibir la alargada sombra de Giorgio Moroder, New Order o cualquier otro alquimista del techno pionero.
«No hay una intención clara de sonar contemporáneos ni vintage, aunque es cierto que he escuchado a esos grupos, y también mucha electrónica experimental de los 60», subraya Enrico Barbaro con su cautivador y meloso acento napolitano. Para Asier Etxeandia, en cambio, «las músicas que escuchas llenan tus referencias». Con todo, coincide con su compañero en el hecho de que las estructuras musicales de Mastodonte «huyen de los géneros para ser totalmente libres». Se obsesión en este apartado los llevó a mosquearse cuando «las plataformas musicales nos preguntaban con qué género queríamos etiquetar nuestras canciones».
Antes he mencionado a New Order, y no ha sido al azar, existe un elemento de la banda de Manchester que ondea fuertemente en la obra de nuestros protagonistas: el tenebrismo situacional. Y es que, aunque en ocasiones las sombras se ciernen sobre las melodías, y muchas letras bordean temas espinosos, las canciones son contundentes artefactos de baile.
Ese ‘efecto', Peter Hook, bajista de New Order, lo describía como ‘bailar en las sombras'. Y es un rasgo que ambas formaciones comparten. «Bailar es un exorcismo, aunque las canciones tengan un poso oscuro lo que buscan es la redención del baile. En uno de nuestros temas, ‘Lord Byron', canto ‘antes de ser luz tienes que arder', creo que esta frase describe bien eso que decías», matiza Asier. A quien la música le picó el gusanillo a muy temprana edad, «de niño canté antes que hablé, en mi casa siempre había música, recuerdo escuchar a Camilo Sesto o Rocío Jurado. Luego, al hacerme mayor me obsesioné con Janis Joplin, David Bowie y otras bandas que rompieron su universo».
Antes de grabar su álbum de debut, el homónimo Mastodontes, Enrico y Asier se fueron a vivir juntos. ¿Hubiera salido un disco muy diferente de no haberlo hecho? «Sí, seguramente habría salido otra cosa, estar todo el día juntos les dio otra perspectiva a las canciones», afirma el italiano, encargado del envoltorio musical. Él sería un poco el ‘Johnny Marr' de Mastodonte; mientras Asier se encarga de escribir e interpretar los textos, por tanto él sería el ‘Morrissey' de la banda. Con unos roles tan marcados, la pregunta es: ¿Hubo intromisiones de uno en el campo del otro? «Totalmente, hubo y hay una contaminación constante, yo le hacía comentarios sobre las letras y él me ha hecho sugerencias musicales», aclara Barbaro. Es de la misma partida Asier, «nos metemos en el campo del otro y nos lo permitimos. Enrico me pide que le hable de los instrumentos y él se mete en las letras».
Mastodonte combina diversos estilos musicales con una puesta en escena muy teatral. En ese capítulo, Asier Etxeandía es la cara visible de un grupo que, a la sazón, explota como pocos su fuerza escénica. El dúo siente una fuerte propensión por los temas largos, predominando las canciones por encima de los cinco e incluso seis minutos. Pop electrónico que va creciendo lentamente en intensidad, contaminándose de guitarras y una oscuridad glacial para dar forma a robustas melodías que, en opinión de Enrico son «pura catársis».