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‘Adieu les cons' triunfa en los César de un «año negro» para el cine francés

La productora Catherine Bozorgan posa con las estatuillas obtenidas en los premios César. | Reuters

| París |

Adieu les cons, de Albert Dupontel, se impuso este viernes con siete estatuillas en los premios César del cine francés, que ha estado marcado por el cierre de las salas durante casi ocho de los últimos doce meses debido a la pandemia.

Esa comedia, sobre una mujer de 43 años que cuando descubre que está enferma parte en busca del hijo que se vio obligada a abandonar a los 15, fue distinguida en las categorías de mejor película, director, actor secundario (Nicolas Marié), guion original, fotografía y decorado, y se llevó además el premio de los estudiantes.

La selección de este año era limitada porque solo podían competir las películas estrenadas en 2020, y dejó con las manos vacías a otra de las principales competidoras, Été 85 (Verano del 85), de François Ozon, que optaba a 12.

También sin premio se quedó el español Jonás Trueba, nominado a mejor película extranjera por La virgen de agosto y derrotado por el danés Thomas Vinterberg por Another round (Otra ronda), mientras que la producción hispano-francesa Josep, de Aurel, destacó como mejor largometraje de animación.

Laure Calamy como mejor actriz por Antoinette dans les Cévennes (Vacaciones contigo... y tu mujer), y Sami Bouajila como mejor actor por Un fils fueron otros de los vencedores de una noche donde la favorita, Les choses qu'on dit, les choses qu'on fait (Las cosas que decimos, las cosas que hacemos), con 13 nominaciones, solo vio recompensada a su actriz secundaria, Émilie Dequenne.

Sorprendió además Adolescentes, de Sébastien Lifshitz y premio al mejor documental, sonido y montaje en una gala que cargó de forma constante contra la decisión gubernamental de no autorizar la apertura de los cines.

«Hemos cerrado los cines y los teatros y prohibido los conciertos para abrir las iglesias porque somos un país laico», ironizó la actriz Marina Foïs, que ejerció como presentadora y portavoz desde esa tribuna del sentir general.

Su reclamo fue compartido por el resto de participantes, pero ninguno tan gráfico como el de la también actriz Corinne Masiero, que se desvistió en el escenario: «Ahora estamos así, desnudos», dijo en referencia a su sector, mientras en su torso se podía leer el mensaje «Sin cultura no hay futuro».

Cambio de época

Esta gala estaba llamada a ser el inicio de una nueva era en la industria francesa tras las numerosas polémicas del año pasado, desde las quejas por ensalzar a Roman Polanski como mejor director por J'accuse pese a estar denunciado por violación hasta las críticas por falta de transparencia y de paridad en la Academia.

Tras la dimisión de su anterior dirección en febrero de 2020, el pasado septiembre la institución puso al frente a Véronique Ayla, antigua presidenta de la cadena Arte, y al director Éric Toledano, conocido por largometrajes como Intocable.

Y en noviembre cumplió su promesa de renovar sus estatutos para ser paritaria con una nueva asamblea general de 82 hombres y 82 mujeres y se separó de sus 18 «miembros históricos», estatuto del que, por sus premios, se beneficiaba entre otros Polanski.

Aunque la violencia sexual no estuvo totalmente ausente de la ceremonia.

«Sabed que si este año estáis 100 en una sala de 2.000 no tiene nada que ver con la COVID. Es que nos hemos quedado solo con los que estamos seguros que nunca tendrán un 'Balance ton porc'», dijo el humorista Fary en referencia al movimiento de denuncia con el que fue conocido en Francia el #MeToo.

En estos César que inauguraron una etapa de mayor apertura no pasó desapercibido el premio a dos actores negros como mejores intérpretes revelación: Fathia Youssouf por Mignonnes (Guapis) y Jean-Pascal Zadi por Tout simplement noir.

La buscada paridad no se vio reflejada sin embargo en las candidaturas y premios: solo dos mujeres, Maïwenn y Caroline Vignal, estaban incluidas en las categorías principales, la de mejor dirección y película, y ninguna fue premiada.

Quejas del sector

Fue una gala larga, de más de tres horas, tras la que el ruego al gobierno no se quedará en palabras: una veintena de cines prevén proyectar películas este fin de semana en protesta por la decisión gubernamental de no autorizar su apertura.

Francia, cuna de la primera proyección cinematográfica hace 125 años, se enorgullece de ser el primer país de Europa en cuanto a la asistencia a las salas (213 millones de espectadores en 2019), la cantidad de sus cines (2.045 establecimientos) y la cifra y diversidad de filmes difundidos (700 inéditos al año).

Pero desde el 14 de marzo del año pasado, justo antes del primer confinamiento, la gran pantalla ha estado casi ocho meses apagada y el sector dice estar «totalmente bloqueado» por las restricciones impuestas por el Ejecutivo.

Por eso la ceremonia pudo interpretarse como un acto político para demostrar que siguen vivos a pesar de todo y homenajear la valentía de productores y distribuidores que lanzaron sus cintas en este periodo.

La ministra francesa de Cultura, Roselyne Bachelot, criticada al inicio de la ceremonia, aseguró estar a su lado: «Entiendo su frustración y exasperación. (...) Quiero transmitir un mensaje de esperanza. Estamos decidiendo las condiciones de reapertura», había avanzado a su llegada.

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