Del mismo modo que el refranero señala que ‘nunca es tarde si la dicha es buena', también se puede entender que nada es para mal si los resultados finales son positivos. Una máxima parecida parece rondar al Teatre del Mar que, aprovechando el nuevo cese en su programación regular debido a las restricciones por lo menos hasta finales de febrero, ha decidido lanzarse a reformar y mejorar sus instalaciones en lo que Carles Molinet, su director, señala como «unas inversiones imprescindibles para actualizar el teatro y que son beneficiosas para todos, incluida la propiedad».
Cabe destacar que el espacio, si bien lo gestiona la Fundació del Teatre del Mar, pertenece al Obispat de Mallorca, con quien Molinet explica que están manteniendo unas negociaciones para llevar a cabo el proyecto de reformas y que van, según sus propias palabras, «muy bien y con muy buena sintonía».
Climatización
Si todo continúa sobre los caminos prefijados, pues, es cuestión de tiempo que el espacio escénico del Molinar vea «una mejora en sanidad y climatización» de un calibre importante. Molinet, a este respecto, destaca que «nuestro sistema actual funciona perfectamente, pero estamos en unas circunstancias en las que creemos que es mejor optimizar». Por ello, el objetivo final es el paso de «la simple renovación del aire a su purificación».
Para ello, según Molinet, es necesario cambiar la «maquinaria en su totalidad», ya que los sistemas de purificación no podrían ser abastecidos con el equipo actual, «que tiene unos 15 años». Una transformación que «solo con la maquinaria ya asciende a unos 50.000 euros».
La oportunidad del momento es única, y Molinet detalla que «tenemos la ocasión ahora, pero hay que cerrar los flecos de lo que será una inversión importante». Además de las mejoras en la ventilación se plantean otros cambios de menor envergadura como mejoras en las salidas y entradas, la instalación de antipánicos, señalización, etcétera.
Esfuerzo
Molinet, por su parte, también hace hincapié en el «esfuerzo» llevado a cabo por todos, «trabajadores, compañías, artistas», durante el año pasado en el que «no tuvimos una taquilla normal» a pesar de que se llevaron a cabo tantas funciones como en un ejercicio habitual. De ello se desprende que ha habido el mismo o incluso más trabajo que en años anteriores, pero con una compensación económica menor que forzaron un «reajuste en los presupuestos», según detalla Molinet.
A pesar de todo, desde el Teatre del Mar no se plantean, «por el momento», hacer una campaña de micromecenazgo para las reformas, ya que eso es algo «que se tiene que pedir en momentos donde la situación es extrema, y nosotros estamos en una delicada, pero no extrema». Además, según el también actor, «hay una serie de líneas gubernamentales que se han puesto en marcha y han hecho posible el cierre que vemos comprensible».
De modo que, aprovechando el cierre ante las nuevas restricciones que hacían «insostenible seguir abiertos», el Teatre del Mar proyecta estas reformas y mejoras en sus instalaciones que serán sustanciales a la par que necesarias.