Mònica Pérez compartió la dirección del Teatre Principal de Palma con Carlos Forteza en la pasada legislatura, y fue entonces cuando se detectó, gracias a una auditoría, un descuadre económico de hasta 130.000 euros en la caja del espacio escénico, arrastrado al menos desde 2012, y que ahora investiga el Tribunal de Cuentas, tal y como adelantó este periódico. Desde Valencia, Pérez habla por primera vez de este asunto públicamente: «Fue lo primero con lo que nos encontramos al llegar a Palma. En la primera auditoría ya vimos que el nivel de efectivo que se decía que había no era normal». «Saber qué había pasado nos generó mucho desgaste. El agujero se detectó y se trasladó al Patronato de la fundación, pero no se quiso dar publicidad al asunto. No sabemos si alguien se llevó el dinero o si hubo mala gestión. Eso ya lo determinarán los investigadores», opina.
Quien fuera directora adjunta del Principal hasta julio de 2019 asegura que «fue un infierno lo que vivimos desde que llegamos y preguntamos dónde estaba el dinero. Tuvimos muchas trabas. Se detectó un agujero y lo trasladamos al patronato. ¿Desde 2012 nadie lo había visto? En la primera auditoría que pedimos nada más llegar ya se vio que no cuadraba que hubiera tanto dinero en la caja. Entonces ya no se trabajaba tanto con efectivo, sólo entraba la recaudación por venta de entradas».
Mònica Pérez recuerda que en los primeros años de trabajo no tenía acceso a la contabilidad. «Se nos negó, hasta que pedimos la auditoría. Fue entonces cuando los auditores nos pidieron que teníamos que cerrar con urgencia auditorías desde 2012. Fue una lucha tremenda porque hasta que se fue la que era la administradora no pudimos acceder a toda la contabilidad. Nosotros no podíamos usurpar sus funciones», relata.
Herencias
Mònica Pérez y Carlos Forteza asumieron durante cuatro años la dirección del Teatre Principal de Palma, gestionando una herencia que les obligó «a dejar de hacer otras cosas para encargarnos de esto, porque era prioritario». Comparte la exdirectora artística con este periódico que tuvieron que «revisar ejercicios contables» de los seis años anteriores a los dos meses de entrar por la puerta del teatro. «Nunca nadie salió a explicar todo lo que nosotros estábamos haciendo, aunque recibíamos críticas a diario. Informamos al patronato de todo, que son los que tenían poder de decisión si consideraban que había algo que investigar o denunciar». Pérez cree que en ese momento políticamente no se quería hacer ruido con el Teatre Principal de Palma, que salía de una etapa dura, laboralmente hablando, por despidos, denuncias en los tribunales y condenas. «No querían contratar a más personal y mucho menos, despidos, aunque hubiera casos flagrantes para hacerlo», cree.
Mala praxis
Mònica Pérez valora que, más allá de la administración económica, en el Principal que ellos encontraron «había mala praxis en diferentes departamentos y otros no cumplían los mínimos estándares de calidad del momento. Cuando nos fuimos dejamos la máquina engrasada». En sus años de gestión introdujeron muchos cambios a nivel laboral «por los que incluso nos denunciaron por explotación laboral».
La exadministradora se desvincula
Quien fuera administradora del Teatre Principal de Palma hasta 2017 no ha querido entrar a valorar la información avanzada por este periódico y ha apuntado al perfil técnico de sus funciones y las de otros trabajadores del Principal, del que se marchó hace ya cuatro años. Sí ha subrayado, a preguntas de este diario, que, en cada momento, la responsabilidad de la gestión recaía sobre los gerentes. Cabe recordar que la antigua administradora interpuso antes de su marcha una denuncia por acoso en el puesto de trabajo.