La actriz Neus Cortès (Marratxí, 1991) se ha incorporado al elenco de la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC), que prepara el estreno, el 1 de octubre, en el Teatro de la Comedia de Madrid, de la función Sueño de una noche de verano de William Shakespeare. Hasta el 8 de noviembre representarán en la capital y después iniciarán una gira por Pamplona, A Coruña y Ourense. En este sentido, Cortès destaca el giro «en positivo» de la CNTC tras asumir Lluís Homar su dirección a principios de año.
¿Cómo fue su elección para incorporarse a la Compañía Nacional de Teatro Clásico?
— Hace dos años cerca de 400 personas optamos a un curso de formación de la CNTC, de las cuales 25 fuimos elegidas para realizarlo. De estas, 12 entraron en la compañía y el resto quedamos como en una especie de bolsa de empleo. Hasta que el pasado mes de julio me llamaron para una prueba para sustituir a una actriz que causó baja. Fui a Madrid para el casting, junto a otras siete actrices y, al final, me dieron el papel.
¿Cuál es su personaje en Sueño de una noche de verano?
— Soy Hermia, la hija de Egeo. Es una de los cuatro amantes. Hay como dos tramas paralelas. Una de unos comediantes que van a montar una obra de teatro y, la otra, de unos amantes que son víctimas de encantos y conjuros de las hadas, en la parte fantástica de la función, y en la que sufrimos muchos devaneos amorosos.
Antes de la pandemia ya existía precariedad en la profesión actoral, una situación que se ha agravado ahora. Tal y como está el panorama, ¿qué significa para usted poder estrenar en el Teatro de la Comedia con la CNTC?
— Valoro mucho lo que me está tocando vivir porque soy consciente de que es un año muy difícil. En el confinamiento ya me planteaba acceder a otros estudios porque no sabíamos que iba a ocurrir. La cultura pasa por momentos muy difíciles, aunque yo me siento más que afortunada. Creo que todo aparece a su debido momento y, si una sigue creyendo en sí misma y trabajando por ello, todo llega.
Esta obra la representó la CNTC hace unos años con éxito. La definían como un cuento de hadas o un buceo en lo más oscuro del ser humano. ¿Es así?
— Tiene un poco de todo. Ya sabemos que Shakespeare escribía textos maravillosos y universales que no pasan de moda. Hace 500 años la gente se identificaba con sus obras y ahora también. Está clasificada como comedia porque no conduce a la tristeza ni al drama, pese a que las situaciones que nos ocurren son muy trágicas, aunque la dirección cómica las hace más ligeras. Cuando sufrimos desamores, las partes oscuras del ser humano hacen acto de presencia.
¿El amor es uno de los principales activos de esta comedia clásica?
— No es el único. Es de creer. De la fe, aunque no religiosa. De tener ilusión. Además de los cuatro amantes están los cómicos que preparan una obra, en una trama enfocada a creer en el arte y de trabajar todos juntos en equipo. El amor está ahí, pero no amor en pareja, sino dedicado al arte.
¿Es ahora más que nunca necesaria la cultura?
— Creo que sí. Por ejemplo, durante el confinamiento quién no ha visto una película, quién no ha empezado a leer libros, escuchar música... El arte nos salva; nos hace conectarnos con nosotros mismos... Este tiempo de encierro también nos ha servido para ver que no podemos vivir sin cultura y sin el arte. Además, hay que tener en cuenta que las medidas de seguridad para la cultura están siendo muy férreas.
El movimiento Alerta Roja se manifestó en la Plaça Major de Palma para reivindicar que la cultura segura es posible y necesaria.
— Si se ha podido viajar a lo largo y ancho del mundo, ¿por qué no vamos a poder reunirnos para algo que nos alegra el alma a todos? Es una idea un poco bohemia y romántica, pero es que no se puede separar eso del arte.
En los años 2008 y 2009 numerosos actores y actrices isleños recalaron en Madrid en busca de un futuro laboral. Ahora parece que hay más posibilidades de trabajar en Mallorca que durante la anterior crisis.
— Así es. Actrices de mi generación como Ann Perelló o Laura de la Isla están entre Mallorca y Madrid precisamente porque allí también hay trabajo. Hay más producciones de ficción en IB3 y en el Teatre Principal. Este último ofrece muchas oportunidades a proyectos más pequeños, a la vez que nos permite optar a hacer las pruebas para los más grandes. El Principal ha dado un giro positivo en cuanto a dirección artística.