El ilustrador y autor Canizales está trabajando en un nuevo cuento para el sello local Disset Edició, que dirige Sebastià Marí. Bajo el título de Perfecta, el creador de títulos como Guapa o más recientemente de la colección que da la vuelta a los clásicos No soy princesa, soy valiente para Lata de Sal, sigue en su línea de crítica social y defensa de las libertades para los pequeños lectores. Es el primer título en castellano de Canizales para este sello local y el primero de Disset Edició que incluye una canción en código QR.
Si bien es cierto que publicó el volumen Llum de Llull, con ilustraciones de Max y que contenía un cedé de Cap de Turc, que se alzó con el Premi Ciutat de Palma 2017 a mejor disco. Marí avanza que, aunque depende mucho de cómo se vaya desarrollando esta situación crítica por el coronavirus, «espero que a finales de mayo o principios de junio, si se han reactivado las distribuciones, este cuento pueda estar en librerías, ya abiertas».
Exigencias
En esta ocasión, se inspira en las «exigencias» a las que tiene que enfrentarse la mujer, especialmente desde el punto de vista del aspecto físico. «Me sorprende mucho que a día de hoy se le exija tanto a la mujer, que tiene que pasar mucho tiempo arreglándose, el doble o el triple de un hombre, para salir a la calle. Son actitudes heredadas de nuestra cultura de las que muchas veces no nos damos cuenta. Si bien las luchas por la igualdad están ganando ciertos terrenos, hay que seguir abriendo los ojos», justifica Canizales. Sin embargo, el autor insiste en que «arreglarse, maquillarse, tiene un aspecto creativo». «A mí me interesa mucho el diseño y admiro la creatividad, sea en un cuento, un peinado, un maquillaje o un vestido. Pero cuando todo esto se convierte en obligación y se exige, se están limitando otras posibilidades de crecimiento personal, del uso del tiempo y de los recursos. Es como lo que llamo la dictadura de la belleza o del arreglo personal», aclara.«Muchos pensamientos no se dicen en voz alta, pero se sigue valorando mucho a la mujer por su aspecto», insiste.
El cuento está protagonizado por Carlina, una chica que viste de forma elegante y que se comporta de manera ejemplar, bajo la atenta mirada supervisora de la señorita Gertrud.
Aunque Canizales evita en la historia la palabra porque está «contaminada», Carlina aparece como una princesa, con corona, y vive en un castillo. «En el desfile que se celebra en su ciudad, quiere bailar, cantar y vestirse de colores, pero Gertrud no le permite todo eso, la quiere perfecta, que esté sentada, callada y se limite a saludar desde el coche [inspirado en el famoso modelo del de Kennedy]. Tiene que ser una chica ejemplar para los otros niños. Para la ocasión, Carlina ha preparado una canción y un baile [la que se incluye en el libro con el código QR y que canta Catalina Reyes], pero Gertrud tampoco le deja. Al día siguiente, la preparan de nuevo, la maquillan, le ajustan el corsé. Al pasar por delante de un escaparate, se ve reflejada y piensa que es igual que los maniquíes de la tienda, está rígida y tiesa. Por la noche preocupada porque se siente como una figura de plástico, decide que las cosas tienen que cambiar. Al otro día, el desfile está completamente vacío y solamente se ve a uno, que está corriendo. Gertrud le sigue para comprobar qué está pasando y encuentra a todos preparando muy contentos su propio desfile, construyendo maquetas, recortando alas. Carlina se descubre entre estos niños y niñas y Gertrud se da cuenta, por fin, que a la que había estado preparando y maquillando era en realidad un maniquí. Al final, Gertrud se une a la gran fiesta, porque lo que es perfecto es que podamos hacer lo que queramos», relata Canizales.
Niños y etnias
«Pensé que solamente habría personajes femeninos, pero finalmente he incluido algunos niños y también personajes de diferentes etnias, uno en silla de ruedas y también de diferentes modelos de cuerpo», apunta. «Somos hijos de nuestro tiempo, la idea es que las nuevas generaciones se vayan liberando de estos prejuicios y estereotipos», concluye.