Las hermanas Bronte son una de las figuras más importantes de la literatura británica del siglo XIX. Su pulsión por la literatura fue temprano. En su infancia, Charlotte, Branwell, Emily y Anne Brontë crearon la Confederación de la Ciudad de Cristal, un mundo imaginario que en los sucesivos años irían enriqueciendo con su geografía, gobierno, administración, historia, e incluso sus periódicos. Ese trasfondo daría lugar al fantástico reino de Angria.
El origen de este reino imaginario son doce soldados de madera que Patrick Brontë, padre de los niños, había comprado para Branwell a principios de junio de 1826. Aún cuando compró juguetes para Charlotte, Emily y Anne, son los soldados los que encienden la imaginación de los niños al instante, la elección de cada uno de ellos y darles un nombre.
Isabel Greenberg se inspira en este hecho real para conformar una monumental novela gráfica que habla sobre la inspiración y el poder de contar historias para salvarnos de nuestras propias vidas.
Hay una escena muy intensa en Descubriendo Nunca Jamás, en la que Jame Barrie (Johnny Deep) le muestra a la madre de los niños con los que juega una representación de Peter Pan. En ese momento, en el que realidad y ficción se funden en una sola cosa, él le dice a ella “Esto es Nunca Jamás”. Siempre me ha parecido una imagen muy poderosa. Las Bronte, especialmente Charlotte, consiguieron con Angria hacer un refugio al que volver e incluso recluirse cuando las cosas no iban bien. La obra habla de cómo la ficción puede llegar a ser tan poderosa que metafórica y literalmente toma vida independiente de su creador.